viernes, 15 de mayo de 2015

Maduro: El campo de batalla es en los centros de producción y distribució

Mincomercio
El presidente de la República, Nicolás Maduro, afirmó que por el camino socialista se consolidará la victoria sobre la guerra económica, estrategia que han emprendido sectores de la derecha en contra del pueblo venezolano, por medio del acaparamiento, especulación y contrabando de los productos de primera necesidad.

Durante la emisión 29 de su programa semanal, En Contacto Con Maduro, que se transmite por Venezolana de Televisión, el mandatario expresó que será la consciencia del pueblo, sobre todo de la clase trabajadora, lo que derrote la guerra económica.

“¿Quién va a dar la batalla por el pueblo sino es el propio pueblo?, ¿quién va dar la batalla por la clase trabajadora sino es el propio pueblo?”, se preguntó el jefe de Estado.

Maduro expresó que la oligarquía venezolana “apuesta a quebrar nuestra patria por la vía de la guerra económica, desilusionar al pueblo, desmoralizarlo”. En este sentido, comentó que el campo de la batalla de los revolucionarios y del pueblo en general, es en los centros de producción y distribución y en la calle con la gente.

“La oligarquía pretende desmoralizar al pueblo, dividirlo y despolitizarlo para volver a dominarlo, quieren repetirle a los venezolanos que no se puede, que no pueden, “lo están repitiendo día tras día, mes tras mes”, como lo hacían durante los Gobiernos neoliberales y capitalistas de la IV república, dejando al pueblo abandonado, sin ningún tipo de participación en las decisiones del país, comentó el mandatario.


Distinto es decir que el pueblo, la clase obrera, está parado en pie de lucha y trabajando por el país, “la historia cambia”, comentó el Presidente, al tiempo que sentenció que “la clase obrera tiene que prepararse para la ofensiva económica”.

“Esta es una revolución socialista y vamos a buscar por el camino de la revolución socialista la resolución de los conflictos, necesidades y dolores creados por la guerra económica”.

Oligarquía con prontuario

Por otra parte, el mandatario nacional recordó durante la transmisión de su programa que la derecha busca apoderarse del poder por medio de la desestabilización y la violencia, no solo con la guerra económica, sino con eventos como en el golpe de Estado contra el comandante Hugo Chávez, o el sabotaje petrolero, en 2002.

A estos hechos se le suma el plan de la ultra derecha, conocido como “La Salida”, que durante el primer semestre de 2014 pretendió desestabilizar el país con actos violentos en algunos municipios gobernados por la oposición, con el cierre de vías principales y utilización de guayas, entre otros métodos de violencia y terrorismo, que dejaron un saldo de 43 asesinatos, 878 heridos y cuantiosos daños a instituciones y vías públicas.

El presidente Maduro hizo un llamado al pueblo organizado, a la clase obrera, para combatir la guerra económica: “Llegó la hora de prepararse, como quien se prepara para una gran batalla. Llegó la hora de la constitución de los consejos populares de abastecimiento y producción a nivel nacional, en todo el escenario de la batalla nacional”.

Estos consejos deben articularse por municipios, estados, sectores productivos, distributivos y comercializador para “aterrizar la acción con resultados concretos en todo el escenario económico de Venezuela”.(Publicado por Charilin Romero)

Venezuela: Lucha de clases y guerra económica

Mario Sanoja e Iraida Vargas-Arenas
Hacer una revolución  socialista en un país como Venezuela no es tarea sencilla en el corto y el mediano plazo. Organizar una estrategia de guerra económica para derrocar el gobierno revolucionario bolivariano,  como desea la oligarquía mercantil parasitaria, tampoco tiene buenas perspectivas en el mediano y largo plazo.
Es necesario tener siempre presente que la actual guerra económica planificada y ejecutada por la oligarquía mercantil parasitaria para derrocar la Revolución Bolivariana y apoderarse de  totalidad de la renta petrolera es, sencillamente, una nueva fase de la lucha de clases. Esta guerra necesariamente debe ser ganada por el proceso revolucionario para poder construir finalmente una sociedad socialista,
La lucha de clases se combate militarmente, económicamente, políticamente, cultural y socialmente, según la coyuntura que escoja el enemigo. Esa manera de hacer la guerra, a veces defensiva y a veces ofensiva, se inició en Venezuela hace por lo menos de 264 años, cuando se abolió el viejo sistema de encomiendas y la tierra fue dada en propiedad a los europeos y los criollos mantuanos ricos, minoría calculada entre 5 y 10.000 personas que conformaba en las diferentes épocas, del 1% al 5% de la población venezolana. Por este medio, la minoría dominante, dueña de todos los medios de producción, sometió al 95% restante a una relación servil de  explotación para expropiarle su trabajo. De esta manera, comenzó a consolidarse la propiedad privada de la tierra y el capital en manos del bloque político que aglutinaba  la burguesía mercantil-terrateniente; ya desde entonces, dicha burguesía  dominaba para su beneficio personal las relaciones interprovinciales de tipo Estado que surgieron con la creación de la Capitanía General de Venezuela y, posteriormente, el Consulado de la Provincia de Caracas.
La guerra popular que anima la marcha de  una revolución se expresa bajo la forma superior de lucha, la lucha de clases, necesaria para resolver las contradicciones existentes entre bloques políticos cuyas hegemonías  entran en contradicción. Para triunfar finalmente, la dirigencia revolucionaria debe comprender a cabalidad los nexos que relacionan la guerra popular con el resto de los fenómenos políticos, culturales y sociales de la coyuntura, es decir, ser capaz de analizar concretamente las situaciones concretas. La comprensión del todo debe tener primacía sobre los detalles; aunque ambos no pueden existir aisladamente, la táctica no se puede confundir con la estrategia.
Luego de la desaparición física del Comandante Chávez en 2013 y su ascenso al empíreo de la historia, el pueblo venezolano eligió presidente el camarada Nicolás Maduro; la burguesía mercantil parasitaria arreció la violencia terrorista urbana y la guerra económica mediante el aumento grosero de la usura y la inflación inducida, el sabotaje eléctrico, el asalto a la moneda venezolana,  el contrabando de extracción, el sicariato  y el linchamiento mediático del Presidente Maduro.
La respuesta del presidente fue acelerar la ofensiva económica contra la guerra de la  burguesía parasitaria y traidora a la patria mediante intervenciones que pusieron al descubierto la perversa trama conspirativa y fraudulenta, el malandraje empresarial que, cuando se trata de acrecentar sus capitales, no respeta ni reconoce los valores culturales y éticos más elementales de la convivencia social.
La ley Orgánica de Precios Justos, recién aprobada, es el instrumento legal que le da piso jurídico a la ofensiva económica de la Revolución Bolivariana. La lucha de clases, la guerra popular incluye ahora a todos los venezolanos y venezolanas.
La vieja estrategia de la burguesía mercantil parasitaria siempre se ha basado en el acaparamiento de los productos de primera necesidad y los suntuarios que la publicidad obliga a la gente a consumir. Como en un silogismo hipotético, ello dispara en la mente del consumidor o consumidora el sentimiento de carencia que (a), como ha sido inducido en su mente por la publicidad mediática neoliberal (ya pasada de moda) que adecúa democracia con confort (b), se trata de un atentado contra su libertad individual y contra la democracia: en suma (c) el comunismo.
Hoy día la moderna tesis neo-neo liberal, equipara progreso y democracia con la mayor suma de riqueza posible para el 1% de la minoría social de un país y la mayor suma de miseria posible para el 99% restante de la población tal como hace 200 años. Obviamente, el paradigma de justicia social de la Revolución Bolivariana, está contrapuesto al de desigualdad (opulencia de una minoría vs.  miseria de la mayoría) que preconiza el paradigma neo-neoliberal. Nuestra oligarquía mercantil parasitaria intenta, pues, actualizar negativamente el estatus sociohistórico de nuestra sociedad.
Dicho sin ambages retóricos, el Estado nacional venezolano es el dueño de los dólares que produce la renta petrolera.. Los empresarios de la oligarquía parasitaria habían devenido como funcionarios de confianza que podían apoderarse discrecionalmente de un 25 a 30% de dicha renta. Desaparecido su Némesis, el Presidente Chávez, ya era hora de volver a ser (como antes del proceso revoluciomario) los dueños absolutos del pastel y relegar  los políticos al rango tradicional de empleados del negocio.
La situación histórica actual de Venezuela, lamentablemente para los oligarcas parasitarios, ya no es la misma de antes. El modelo de guerra económica fue desarrollado en Venezuela por FEDECÁMARAS entre 1946 y 1948 como fase previa al golpe militar que derrocó al gobierno legítimo  de Rómulo Gallegos para instaurar finalmente la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez (1948-1958). Fue posteriormente utilizado para derrocar al Presidente Allende y al gobierno de la Unidad Popular, armado por la CIA utilizando  aquel aporte estratégico de la derecha venezolana,   combinando el desabastecimiento de productos básicos   con  las huelgas sectoriales de transportistas, comerciantes, empresas periodísticas, la movilización callejera de la clase media reaccionaria,  etc., con el uso de la fuerza armada chilena mercenaria que intervino para dar la estocada final cuando había madurado el complot de guerra económica contra el pueblo de Chile.
En el actual cuadro histórico venezolano, la guerra económica que adelanta la oligarquía mercantil parasitaria cuenta con el respaldo solidario de la CIA y el Departamento de Estado de Estados Unidos. Cuenta con el apoyo solidario de la oligarquía neocolonial colombiana (no olvidemos que el traidor venezolano J.J. Rendon ha sido –hasta ahora- el asesor político tanto del Presidente Santos como de su presunto enemigo “Varito” Uribe Vélez), con el apoyo “culilluó” de la MUD y del “chiripero” anti-Maduro. Pero, gracias a la sabiduría estratégica del Presidente Chávez, no cuenta con el apoyo de la Fuerza Armada Bolivariana la cual integra el Comando Cívico Militar de la Revolución Bolivariana.
La guerra, si no ocurren eventos sobrevenidos, se perfila ahora como una lucha política larga. La táctica del desabastecimiento combinado con el contrabando de extracción de productos básicos hacia Colombia se ha empantanado con la decisión del gobierno colombiano de oponerse a dicha práctica bajo el argumento de que perjudica la economía colombiana. Ello resta  a la estrategia del desabastecimiento (paralización del mercado interno) su capacidad de generar rentabilidad vía la creación de un mercado externo en Colombia con el apoyo de las oligarquías  locales.
En esas condiciones, la contraofensiva del Comando Cívico Militar va restando paulatinamente elementos de combate a la oligarquía mercantil parasitaria: prisión de comerciantes malandros,  pérdida de las “caletas” de alimentos acaparados que valen millones de bolívares, de los camiones, gandolas y otros medios de transporte para movilizar el contrabando, pérdida de las remesas con las cuales alimentaban el mercado negro financiero del dólar en Colombia. Los medios de combate con que cuenta la oligarquía mercantil parasitaria son cuantiosos, pero no infinitos. Sobre todo, no dispondrán ahora libremente de los dólares del Estado que han mantenido su poder económico y tendrán, quizás, que utilizar sus fondos en divisas depositados en bancos del exterior.
El factor táctico más importante de los que dispone la revolución, es su capacidad de movilizar un número grande de venezolanos y venezolanas, lo cual no puede ser igualado por la derecha. Los llamados contrarevolucionarios de Leopoldo López y Mariacorina Machado a la violencia callejera podrían devenir, como decía el antiguo argot vulgar caraqueño, en “tirarle peos a la luna”…
Nicolás Maduro ha resultado ser lo que se llama un lider victorioso, que llega al poder, primer genuino producto político de aquella juventud combatiente urbana que padeció la lucha armada  revolucionaria de los años sesenta y setenta. A los militantes de izquierda de entonces, como seguramente también despues al Presidente Maduro, en su momento, los dirigentes pro-lucha armada  nos arrullaban con  falsos “cantos de ballena” y eslogans como: ”a Betancourt solo le queda un pedacito de gobierno”, “en seis meses estaremos en Miraflores”, “Renuncia Rómulo: RR”, etc, pero por causa de sus errores políticos  nos calamos cuarenta años de dictadura de la oligarquía mercantil parasitaria y de su máscara adecopeyana. Hoy día los grupos fascistas que lideran Leopoldo  López y Mariacorina Machado repiten smilares “cantos de ballena”: Maduro no dura seis días en el gobierno, Renuncia Nicolás, etc, lo cual demuestra su ignorancia de nuestra historia contemporánea. Por el contrrario, el Presidente Maduro y su gobierno civico miitar han demostrado que no son politicamente ingenuos y nucho menos ignorantes de nuestra historia.
Leyendo el libro de Alí Rodríguez, “Antes de que se me olvide”, nos viene a la mente aquel túmulto de tristes recuerdos, de las vivencias de la derrota de la lucha armada y la tragicómica imagen de muchos de sus dirigentes de ayer, excomunistas, ex miristas, etc., tránsfugas que hoy se someten y apoyan a sus verdugos de entonces.
Hay que meterle el hombro a Nicolás Maduro para  derrotar tanto a la CIA como a la derecha oligárquica venezolana que es su Caballo de Toya y a los espantajos de la vieja izquierda traidora que comercian con la  esperada derrota de la Revolucion.
La única posibilidad  real de construir una sociedad socialista es refundando el sistema económico venezolano y destruyendo el poder oligárquico, mercantil parasitario de la derecha que se apropió de Venezuela. ¡Delenda est Fedecámaras!

Jornada de línea blanca llega a Inspectoría del Trabajo este jueves

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Tal como se anunció a través de la página del Ministerio de Comercio, este jueves 14 de mayo, la Corporación de Comercio y Suministro Socialista (Comersso) será la comercializadora que expenderá electrodomésticos del programa nacional “Mi Casa Bien Equipada” para ciento veinte trabajadores de la Inspectoría del Trabajo Pedro Ortega Díaz.

El proceso de facturación de los productos a bajos costos, se hará desde las ocho de la mañana hasta las cuatro la tarde, en los espacios del Círculo Militar en Caracas.
Los beneficiarios podrán comprar los electrodomésticos mediante las modalidades: tarjeta de débito y tarjeta de crédito, siempre y cuando el titular esté presente; no se acepta dinero en efectivo.
Por otra parte, se informa a las trabajadoras y trabajadores que el despacho de los equipos, se llevará a cabo durante toda la semana en la sede de Almacenadora Caracas, ente adscrito al ministerio de Comercio, desde las 8:30 de la mañana hasta las 4:30 de la tarde, exceptuando los días sábado y domingo.
Los operativos realizados hasta ahora, por instrucción de la ministra de la cartera de Comercio, Isabel Delgado, cumplen con los lineamientos establecidos por el presidente Nicolás Maduro Moros, en atender con prioridad a las madres venezolanas afectadas por la guerra económica, así como a la clase obrera y productiva del país, en aras de combatir la especulación, el desabastecimiento y el sabotaje económico.
En tal sentido, el sistema de compras de “Mi Casa Bien Equipada” para evitar el bachaqueo de los productos,  bloquea a los ciudadanos que han adquirido productos de línea blanca mediante las comercializadoras o comercio autorizado de este programa.

El imperio del consumo

La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble. La parranda aturde y nubla la mirada; esta gran borrachera universal parece no tener límites en el tiempo ni en el espacio. Pero la cultura de consumo suena mucho, como el tambor, porque está vacía; y a la hora de la verdad, cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo, acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar. La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza humana de trabajo. El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.
El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En la fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la industria farmacéutica. EEUU consume la mitad de los sedantes, ansiolíticos y demás drogas químicas que se venden legalmente en el mundo, y más de la mitad de las drogas prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no es moco de pavo si se tiene en cuenta que EEUU apenas suma el cinco por ciento de la población mundial.
«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas».
Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca, impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo. Esta dictadura de la uniformización obligatoria es más devastadora que cualquier dictadura del partido único: impone, en el mundo entero, un modo de vida que reproduce a los seres humanos como fotocopias del consumidor ejemplar.
El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Esta civilización, que confunde la cantidad con la calidad, confunde la gordura con la buena alimentación. Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad severa» ha crecido casi un 30 % entre la población joven de los países más desarrollados. Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los últimos dieciséis años, según la investigación reciente del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado. El país que inventó las comidas y bebidas light, los diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo. El consumidor ejemplar sólo se baja del automóvil para trabajar y para mirar televisión. Sentado ante la pantalla chica, pasa cuatro horas diarias devorando comida de plástico.
Triunfa la basura disfrazada de comida: esta industria está conquistando los paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Las costumbres del buen comer, que vienen de lejos, tienen, en algunos países, miles de años de refinamiento y diversidad, y son un patrimonio colectivo que de alguna manera está en los fogones de todos y no sólo en la mesa de los ricos. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del saber químico y único: la globalización de la hamburguesa, la dictadura de la fast food. La plastificación de la comida en escala mundial, obra de McDonald’s, Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el derecho a la autodeterminación de la cocina: sagrado derecho, porque en la boca tiene el alma una de sus puertas.
El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juventud y que el menú de McDonald’s no puede faltar en la barriga de un buen atleta. El inmenso ejército de McDonald’s dispara hamburguesas a las bocas de los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de Europa. Las colas ante el McDonald’s de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín.
Un signo de los tiempos: esta empresa, que encarna las virtudes del mundo libre, niega a sus empleados la libertad de afiliarse a ningún sindicato. McDonald’s viola, así, un derecho legalmente consagrado en los muchos países donde opera. En 1997, algunos trabajadores, miembros de eso que la empresa llama la Macfamilia, intentaron sindicalizarse en un restorán de Montreal en Canadá: el restorán cerró. Pero en el 98, otros empleados e McDonald’s, en una pequeña ciudad cercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna de la Guía Guinness.
Las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad ha logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite. En el último cuarto de siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche, y el tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y el televisor tiene la palabra. Comprado a plazos, ese animalito prueba la vocación democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Pobres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y pobres y ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual banco ofrece.
Los expertos saben convertir a las mercancías en mágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan, comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla. La cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados. Los agujeros del pecho se llenan atiborrándolos de cosas, o soñando con hacerlo. Y las cosas no solamente pueden abrazar: ellas también pueden ser símbolos de ascenso social, salvoconductos para atravesar las aduanas de la sociedad de clases, llaves que abren las puertas prohibidas. Cuanto más exclusivas, mejor: las cosas te eligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publicidad no informa sobre el producto que vende, o rara vez lo hace. Eso es lo de menos. Su función primordial consiste en compensar frustraciones y alimentar fantasías: ¿En quién quiere usted convertirse comprando esta loción de afeitar?
El criminólogo Anthony Platt ha observado que los delitos de la calle no son solamente fruto de la pobreza extrema. También son fruto de la ética individualista. La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisivamente sobre la apropiación ilegal de las cosas. Yo siempre he escuchado decir que el dinero no produce la felicidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivos de sobra para creer que el dinero produce algo tan parecido, que la diferencia es asunto de especialistas.
Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX puso fin a siete mil años de vida humana centrada en la agricultura desde que aparecieron los primeros cultivos, a fines del paleolítico. La población mundial se urbaniza, los campesinos se hacen ciudadanos. En América Latina tenemos campos sin nadie y enormes hormigueros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las más injustas. Expulsados por la agricultura moderna de exportación, y por la erosión de sus tierras, los campesinos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios está en todas partes, pero por experiencia saben que atiene den las grandes urbes. Las ciudades prometen trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las ciudades, la vida ocurre, y llama. Hacinados en tugurios, lo primero que descubren los recién llegados es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nada es gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio.
Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivalto pronunció en Florencia un elogio de las ciudades. Dijo que las ciudades crecían «porque la gente tiene el gusto de juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién se encuentra con quién? ¿Se encuentra la esperanza con la realidad? El deseo, ¿se encuentra con el mundo? Y la gente, ¿se encuentra con la gente? Si las relaciones humanas han sido reducidas a relaciones entre cosas, ¿cuánta gente se encuentra con las cosas?
El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión, donde las cosas se miran pero no se tocan. Las mercancías en oferta invaden y privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que hasta hace poco eran espacios de encuentro entre personas, se están convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial.
El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante. El gentío, que sube y baja por las escaleras mecánicas, viaja por el mundo: los maniquíes visten como en Milán o París y las máquinas suenan como en Chicago, y para ver y oír no es preciso pagar pasaje. Los turistas venidos de los pueblos del interior, o de las ciudades que aún no han merecido estas bendiciones de la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de las marcas internacionales más famosas, como antes posaban al pie de la estatua del prócer en la plaza. Beatriz Solano ha observado que los habitantes de los barrios suburbanos acuden al center, al shopping center, como antes acudían alcentro. El tradicional paseo del fin de semana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituido por la excursión a estos centros urbanos. Lavados y planchados y peinados, vestidos con sus mejores galas, los visitantes vienen a una fiesta donde no son convidados, pero pueden ser mirones. Familias enteras emprenden el viaje en la cápsula espacial que recorre el universo del consumo, donde la estética del mercado ha diseñado un paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas.
La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz. Hoy que lo único que permanece es la inseguridad, las mercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el capital que las financia y el trabajo que las genera. El dinero vuela a la velocidad de la luz: ayer estaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todo trabajador es un desempleado en potencia. Paradójicamente, losshoppings centers, reinos de la fugacidad, ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad. Ellos resisten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sin día y sin memoria, y existen fuera del espacio, más allá de las turbulencias de la peligrosa realidad del mundo.
Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido el planeta unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió privatizar el universo? La sociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error a corregir, ni un defecto a superar: es una necesidad esencial. No hay naturaleza capaz de alimentar a un shopping center del tamaño del planeta.

Trabajadores de Comercio reciben taller de evaluación y formulación de proyectos

tallerformulacion
Con la finalidad de proporcionar herramientas que permitan el desarrollo personal y profesional de los servidores públicos del Ministerio del Poder Popular para el Comercio y entes adscritos, la Dirección de Recursos Humanos a través de la Coordinación de Formación realizará este jueves 14 de mayo el curso "Formulación y Evaluación de Proyectos Comunitarios".

Las instalaciones de la Escuela Venezolana de Planificación ubicada en La Rinconada, servirán como espacio para que los participantes conozcan cuáles son las prioridades de las comunidades para el beneficio del colectivo.
Igualmente, este taller permitirá dar a conocer los avances en materia de formulación y evaluación de proyectos comunitarios que se vienen realizando en el país como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Entre los objetivos principales de este curso se encuentran: la dotación de instrumentos y metodologías para la formulación de proyectos, así como generar las condiciones necesarias para elaborar los proyectos comunitarios,a fin de ayudar al desarrollo de las comunidades.
Este tipo de herramientas permiten crear espacios de tomas de decisiones, donde el poder popular sea protagonista en la construcción de la Patria socialista.

Edificaciones y construcciones están siendo supervisadas permanentemente Control Urbano de Guacara exhorta a población a construir conforme a las ordenanzas

(13.05.2015.-Prensa Alcaldía Socialista de Guacara).- Como parte de las políticas de respeto y convivencia ciudadana  ejecutadas por  la Alcaldía Socialista de Guacara, a través de la Dirección de Control Urbano, constructores y población en general son instados a realizar edificaciones conforme a las leyes y ordenanzas municipales.
Es por ello que el director de la dependencia local, Wuillian Díaz, mencionó que a fin de cumplir con normas establecidas en la “Ley Orgánica de Ordenación Urbanística”,  “Ordenanza sobre el Control y Fiscalización de Obras de Urbanismo y Edificación del Municipio” y “Ordenanza de Zonificación”, se encuentran en proceso constante de supervisión en materia urbanística.
Asimismo, señaló que modificaciones residenciales, comerciales, industriales y otras edificaciones de esta competencia realizadas en la jurisdicción, deben contar con la perisología adecuada y solvencia tributaría, asegurando que de lo contrario se le efectuará el llamado de atención al propietario con consecuencias hasta de demolición.
Calendario Tributario
Por otra parte, la Dirección de Hacienda Municipal recuerda a los comerciantes que tendrán oportunidad de efectuar la declaración de retenciones por concepto de actividades económicas hasta el próximo 20 de mayo, tal como está establecido en la Ordenanza de Impuesto sobre Actividades Económicas de Industria, Comercio, Servicios o de Índole Similar.
Dando así cumplimiento a los deberes de los contribuyentes, entorno a  la cancelación oportuna, calculada de acuerdo la actividad económica ejercida y la tasa estipulada en la ordenanza.

En este particular, el cumplimiento de este compromiso en la fecha puntual, evitará sanciones que serán previstas al 30% adicional del monto de cancelación fijado según la cantidad convenida por la alícuota.
Para realizar el trámite, los contribuyentes deben dirigirse a la sede de Hacienda municipal, ubicada en la Carretera Nacional Guacara – Los Guayos, Centro Comercial Alianza Mall, Nivel Feria, Local E-23, para consignar los recaudos correspondientes en el horario de atención al contribuyente, establecido de 8:00 de la mañana a 12:00 del mediodía y de 2:00 hasta la 5:00 de la tarde.

República Bolivariana de Venezuela Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores

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Comunicado

El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela expresa de manera enérgica su profundo rechazo a las maniobras de sectores enemigos de la paz y de las buenas relaciones entre los gobiernos de Colombia y Venezuela que manipulan abiertamente a la opinión pública sobre infundios vinculados a derechos humanos en el ámbito migratorio.

Durante el período comprendido entre los años 2012 a 2014, el número de ciudadanos colombianos que se establecieron en nuestro país sin cumplir los procedimientos migratorios de ley, fue de 494.597 personas; siendo la migración anual de la siguiente forma: 160.984 (2012), 189.001 (2013) y 144.612 (2014).

Esto prefigura una crisis humanitaria de origen que ha generado un éxodo sin precedentes en la historia de nuestros países.

En nuestro país conviven más de 5.6 millones de ciudadanos colombianos que acceden sin discriminación o distingo migratorio alguno a los programas y Misiones Sociales en salud, alimentación, educación y vivienda, que configuran derechos humanos fundamentales de nuestro pueblo.

De igual forma, según la Acnur, organización adscrita a Naciones Unidas, Venezuela ocupa el segundo lugar entre los países que prestan ayuda a los refugiados en el mundo.

El gobierno del presidente Nicolás Maduro reafirma la voluntad latinoamericanista que se cosecha en nuestra historia. Somos los hijos de Bolívar y de Chávez, un solo pueblo que palpita desde hace 200 años por la unión en cada uno de los rincones de Nuestra América.

Evocamos al Comandante Eterno cuando se refería a El Libertador: "Bolívar llevó lejos la idea de un mundo de iguales, de justos y de libres".

El Gobierno nacional, a través de la Cancillería, seguirá desarrollando acciones para atender este éxodo masivo, siempre apegados a nuestro marco constitucional y el derecho internacional público, honrando los derechos humanos sin distingo alguno.

Caracas, 14 de mayo de 2015