Caracas, 20 Sep. AVN.- Todas las acciones, invasiones y guerras que los “poderes fácticos” y sus representantes de Estados Unidos han llevado a cabo contra gobiernos no afectos a sus intereses y contra sus pueblos en distintos momentos y en distintas latitudes del mundo, se han hecho sobre supuestos que aparecen al principio como “verdades irrebatibles” por la programación psicosocial que ejercen los medios mainstream pero que luego se comprueban —aunque se hayan alcanzados los objetivos buscados— como grandes mentiras.
Sería lo que algunos llamarían un acontecimiento conmocionante o en palabras de Condoleeza Rice la “oportunidad estratégica”.
En estas reflexiones haremos referencias a algunas de esas actuaciones, de sus mentiras y resultados.
Caso Maine
Para finales del siglo XIX Estados Unidos ya mostraba interés por posesionarse de Cuba, Filipinas, Puerto Rico, y Guam.
Para alcanzar esos objetivos, en 1897, el presidente estadounidense William McKinley ofreció “ayuda” a España para resolver lo relacionado a la independencia cubana, lo que fue rechazado y eso se convirtió en la excusa para comenzar las hostilidades diplomáticas.
Esas hostilidades irán acompañadas con la fuerte e importante participación de William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer, hombres del periodismo conectados a las altas esferas gubernamentales estadounidenses, quienes generaron, con publicaciones en sus medios impresos de historias fabuladas, nombres, fechas y lugares, un sentimiento de rechazo hacia España de parte de la opinión pública de EEUU, porque el pueblo cubano estaba siendo injustamente perseguido y maltratado por los españoles, y que la única manera de que los cubanos pudieran alcanzar su libertad era a través de la intervención militar estadounidense.
En febrero de 1898, a propósito de disturbios anti-españoles en La Habana, el gobierno estadounidense aprovechará esa circunstancia para enviar a la capital cubana el buque de guerra Maine, que fue destruido en extrañas circunstancias y con él perecieron casi 270 marineros.
Por supuesto, los manipuladores de oficio, utilizando los medios de comunicación estadounidense, culparon a España de este hecho, con lo cual aflorará un sentimiento belicista en la opinión pública de ese país, dando comienzo así a la guerra hispano-norteamericana, con la cual se puso fin al dominio español en Cuba, se firmó el Tratado de París el 10 de diciembre de 1898 y Filipinas, Guam y Puerto Rico fueron oficialmente cedidas a los Estados Unidos.
Sin embargo, después de alcanzado el objetivo y pasado el tiempo, las investigaciones sobre este hecho han reconocido que la explosión de uno de los polvorines pudo ser la causa del hundimiento del acorazado.
Caso Lusitania
El hundimiento del buque Lusitania en 1915 con la pérdida de casi 1.200 vidas, causó tal indignación que condujo a que EEUU se incorporara a la Primera Guerra Mundial.
Se dijo entonces que el Lusitania era únicamente un buque de pasajeros, los británicos rápidamente acusaron a los alemanes de la matanza de civiles. El desastre fue utilizado para provocar un sentimiento de rabia anti-alemana, sobre todo en EEUU, de donde procedían 128 de las 1.198 víctimas. Cien de los muertos eran niños, muchos de ellos menores de dos años.
Robert Lansing, Secretario de Estado de EEUU, diría que el hundimiento le dio la "convicción de, en última instancia, convertirse en aliado de Gran Bretaña".
Incluso a los estadounidenses se les dijo, falsamente, que a los niños alemanes se les dio un día de fiesta para celebrar el hundimiento del Lusitania.
Dos años más tarde, los norteamericanos se sumaron a los Aliados convirtiéndose en una decisión muy importante en la guerra contra Alemania.
Los alemanes habían insistido en que el Lusitania - el más rápido en la línea del Atlántico Norte - se estaba utilizando como buque de transporte de armas para tratar de romper el bloqueo que Berlín había tratado de imponer a Gran Bretaña desde el estallido de las hostilidades en agosto de 1914.
Winston Churchill, Primer Lord del Almirantazgo y que al parecer sabía mucho más del ataque de lo que reveló al público, escribió en una carta confidencial lo siguiente: "Es muy importante atraer a navíos neutrales a nuestras costas, con la esperanza de involucrar especialmente a EEUU contra Alemania".
Pasado los años buceadores han puesto de manifiesto un oscuro secreto acerca de la carga transportada por el Lusitania en su último viaje en mayo de 1915. Municiones encontradas en la bodega hacen presumir que el buque ciertamente transportaba material de guerra y era un objetivo militar legítimo.
Pero el objetivo de que EE.UU se incorporara a la Primera Guerra Mundial se cumplió.
Caso Pearl Harbor
Walter Graziano dice en su libro Nadie vio a Matrix que: “La Segunda Guerra Mundial parecía llegar a su final en 1941, cuando Hitler obtuvo la rendición francesa, y transitoriamente, Gran Bretaña se quedó como su única enemiga”.
Tanto Churchill como Roosevelt deseaban el ingreso de Estados Unidos a la guerra, pero no había aún justificativo para hacerlo. Faltaba la “oportunidad estratégica”.
La población estadounidense estaba en contra y ya desde 1936 Roosevelt exhibía como lema de campaña electoral su oposición al ingreso de EEUU en la Segunda Guerra Mundial.
Por eso se necesitaba un acontecimiento conmocionante o la “oportunidad estratégica” para declarar la guerra al eje Berlín-Roma-Tokio.
Eso ocurrirá precisamente el 7 de diciembre de 1941 cuando la aviación japonesa atacó por sorpresa la base naval de Pearl Harbor en Hawaii, donde se concentraba la flota de guerra norteamericana del Pacífico.
Los buques de guerra anclados en el puerto fueron fácil blanco para los aproximadamente 360 aviones de guerra japoneses que participaron en el ataque. Los norteamericanos sufrieron 3.400 bajas con 2.300 muertes. El ataque dañó seriamente el poder naval y aéreo norteamericano en el Pacífico.
De esa manera entonces se dieron las condiciones para se requerían y esta agresión enervó al pueblo norteamericano, que se manifestó en contra de ese ataque japonés y así Roosevelt logró el apoyo que necesitaba y ya para el día siguiente, el 8 de diciembre de 1941, el Congreso aprobaría la declaración de guerra contra Japón.
La falta de previsión de las autoridades militares ante un eventual ataque provocó duras críticas en aquel momento. E, incluso, algunos historiadores y analistas han sugerido que Roosevelt conocía del ataque y no hizo nada por impedirlo porque tenía interés en meter a Estados Unidos en la guerra.
La mayoría piensa actualmente que, si bien los militares norteamericanos eran conscientes de la probabilidad de un ataque japonés, no sabían con exactitud el cuándo y el dónde.
Pero el objetivo se cumplió.
Caso del golfo de Tonkin
Según Robert Mc Namara, el 7 de agosto de 1964, un destructor de la US Navy, el Maddox, fue “objeto de una agresión injustificable”.
Ese fue el acontecimiento conmocionante —"incidente del golfo de Tonkín"—, que le permitió al gobierno de Estados Unidos, presidido por Lyndon B. Johnson, implicar a la opinión pública estadounidense en la guerra de Vietnam, que ya venía desarrollándose soterradamente disque para contener la “teoría del dominó” que significaba que: “si Vietnam del Sur caía en manos de los comunistas, los otros países de la región sucumbirían uno después de otro”.
El incidente en cuestión fue aprovechado por el presidente de EEUU para lograr del Congreso la “resolución del Golfo de Tonkín” que le daba carta blanca para realizar las acciones bélicas necesarias contra Vietnam del Norte.
Este hecho es uno de los ejemplos más palpables de operaciones de falsa bandera o propaganda negra ideadas por los gobiernos de EEUU, con el propósito de manipular en su favor a la opinión pública.
Años más tarde al desclasificar los archivos de la National Security Agency (NSA), se reconocerá que este incidente fue una historia inventada pero que fue utilizada vilmente para justificar la agresión contra el pueblo vietnamita y que además, sirvió a EEUU para expandir la guerra en el sureste asiático.
Andrés Kaspi, biógrafo del presidente Kennedy e historiador francés, dirá: “Sabemos hoy, gracias a los documentos que han sido abiertos a la investigación histórica, que el Maddox realmente no fue atacado jamás, que su comandante creyó descubrir las huellas de un torpedo en su pantalla de radar, después se daría cuenta de su error”.
Pero esa guerra le costó la vida a más de un millón y medio de vietnamitas y aún hoy sigue teniendo secuelas negativas para los habitantes de ese país.
Caso 11 de septiembre de 2001
El 11 de septiembre de 2001 será el acontecimiento conmocionante que hizo que Estados Unidos se embarcada en la lucha contra el terrorismo y por esa vía consolidar posiciones para su interés hegemónico.
Se aprovechó ese pretexto un mes después —el 7 de octubre de 2001— para invadir a Afganistán, con la operación “Justicia Infinita” y luego “Libertad Duradera” de George W. Bush.
La guerra global contra el terrorismo levantada por el gobierno de George W. Bush como respuesta a los ataques, alegando legítima defensa, y con el objetivo de capturar a Osama Bin Laden y acabar con la red terrorista Al Qaeda, ha costado, según un estudio del Grupo Eisenhower, del Instituto Watson en Rhode Island, al menos 225.000 vidas (en su mayoría civiles iraquíes, afganos y pakistaníes), más de 6.000 militares estadounidenses, 1.200 militares de países aliados, 172 cooperantes y unos 200 periodistas. Además, 400.000 heridos, 5.500.000 refugiados y más de 2.000.000 de desplazados.
Doce años más tarde, los objetivos de la guerra no se han cumplido. Bin Laden fue asesinado en una operación de inteligencia y la red terrorista Al Qaeda, pese a la muerte del líder, sigue viva y actuando. Ahora EEUU y sus aliados en el Oriente Medio la utilizan en sus planes desestabilizadores contra el gobierno sirio.
El 11-S es el día en que se estremeció para millones de personas la matrix de la realidad y se atisbó la existencia de una agenda oculta de control mental masivo.
En el libro Nadie vio Matrix de Walter Graziano, ya mencionado, se plantean un conjunto de dudas sobre las causas y los responsables de ese abominable hecho.
Por su parte, Moris Berman en el texto Localizar al enemigo: Mito versus realidad en la política exterior de Estados Unidos, tomando como base un reporte del Project for the New American Century, dirá: “Saddam Hussein fue una justificación inmediata para alcanzar una meta más amplia: controlar la región del Golfo”, pero esto no podía ponerse en práctica “en ausencia de algún evento catastrófico y catalizador, como un nuevo Pearl Harbor”.
De allí que distintos analistas insistan mucho en la teoría de la conspiración sobre este suceso, al sostener que en realidad fue planeado desde adentro.
Caso Irak
Con la venia e impulso del gobierno de Bush, se llevó a cabo en el año 2003 la invasión contra Irak y su pueblo, utilizando como supuesto o pretexto la afirmación de que este país bajo el gobierno de Saddam Hussein poseía un arsenal de armas de destrucción masiva y que era un aliado de Al-Qaeda, lo cual justificaba una intervención militar “preventiva”.
Esa invasión con muertes y destrucciones se preparó con una monstruosa campaña de desinformación mundial. Desde diversos diarios se hizo el trabajo de programación psicosocial. El presidente Bush, el vicepresidente Cheney, el secretario de Defensa Rumsfeld, el secretario de Estado Colin Powell y la consejera de Seguridad Nacional Condoleezza Rice formularon infinidades de declaraciones engañosas sobre la amenaza que representaba Saddam Hussein y su relación con Al-Qaeda.
En el décimo aniversario de esa invasión, en El Cairo, el ex secretario general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el egipcio Mohamed El Baradei, afirmó: “Diez años después, la guerra de Irak sigue siendo un acto de engaño”. Mientras tanto, el diplomático sueco Hans Blix, que fue jefe de la comisión de inspectores de la OIEA, manifestó su esperanza de que EEUU y sus aliados no repitan en Irán el error cometido con el ataque a Irak.
La revista The Nacion dijo que todo esto era un gran engaño “precocinado”, es decir, la realidad demostró que todo era una patraña que dejó un país bombardeado, destruido, dividido y sumido en una guerra civil hasta ahora.
Pero el objetivo de derrocar a Hussein y apoderarse de las riquezas de Irak se cumplió.
Caso Libia
Muammar al-Gaddafi fue el líder que en 1969 encarnó la revolución verde con la cual derrocó la Monarquía del rey Idris. Siempre había sido enemigo de Estados Unidos.
En la lucha contra el terrorismo lo ubicaron como miembro del “Eje del Mal” pero repentinamente pasó a ser “amigo” de Occidente, hasta tal extremo que le entregaron la llave de oro de la ciudad de Madrid en 2007. En ese mismo viaje, su primera visita oficial a España, también fue recibido por Zapatero y por el rey Juan Carlos de Borbón, incluso se le permitió pasar revista a una compañía de la Guardia Real al tiempo que la banda de música interpretaba una marcha militar: “El viejo almirante”.
Los máximos dirigentes de Occidente lo abrazaron, desde Silvio Berlusconi hasta Barack Obama y con toda seguridad todas las veces que se reunieron hablaron del infinito respeto por los derechos humanos.
Sin embargo, la “realpolitik” es más importante que los “amigos”, y así lo dejó claramente establecido el presidente de EEUU: "Cuando nuestros intereses y valores están en juego, tenemos la obligación de actuar".
Muammar al-Gaddafi se convirtió en objetivo militar y había que eliminarlo, para lo cual se fueron preparando progresivamente las condiciones.
Comenzaron las publicaciones de crónicas y de numerosos testimonios de quienes decían haber conocido a Gadafi y los dibujaron como un déspota excéntrico, despiadado e inclemente. Esa campaña de desprestigio tuvo acogida incluso en intelectuales de izquierda.
Se utilizó la excusa de que había que “liberar” a ese pueblo de “las garras” del déspota con 40 años en el poder. El medio o mampara jurídica para ello lo constituyó la resolución 1.973 de la Organización de las Naciones Unidas.
En consecuencia, se armó un ejército de mercenarios y se puso en ejecución el desarrollo de las “enseñanzas” de la guerra “humanitaria” de Obama para defender los derechos humanos de la población civil de Libia de las “atrocidades”, los “desmanes” y el “barbarismo” del gobierno de ese país.
El acontecimiento conmocionante lo constituyó las imágenes transmitidas en directo el domingo 21 de agosto de 2011 desde la Plaza Verde en Trípoli, que mostraba la algarabía de la toma de la capital libia por parte de los Rebeldes y el posterior festejo en la mencionada Plaza.
Esa imágenes constituyeron un engaño inteligente hecho en Qatar que mostraba un sector edilicio de la Plaza sin la conocida ventana y estuco de la famosa Plaza Verde, pero así fue retransmitido a todo el mundo para desmoralizar a la tropas de Gadafi y elevarle la moral a los Rebeldes.
Gracias a esta operación de montaje, las fuerzas rebeldes fueron reconocidas por más de 11 países del mundo.
Gaddafi fue derrocado y el 20 de octubre de 2011 fue humillado, torturado y asesinado.
Sin embargo, su sombra y su legado de más de cuatro décadas de gobierno se siguen proyectando sobre una Libia que no acaba de encarrilar su proceso de transición política. La inseguridad, la circulación incontrolada de armas, la presencia de milicias casi autónomas, la lenta reconstrucción de la Policía y el Ejército, la permeabilidad de las fronteras o la debilidad de las instituciones, así como la lucha entre tribus, son parte de las asignaturas pendientes.
Caso Siria
Ahora, contra Siria se arma todo un expediente que justifique la agresión imperial contra ese pueblo. Desde mediados de marzo de 2011, Siria vive fuertes disturbios y matanzas indiscriminadas, planificadas desde el exterior; una situación crítica que se agudiza con el correr de los días debido a los incesantes actos de violencia protagonizados por los terroristas, que buscan derrocar el Gobierno sirio. Son más de 100.000 personas muertas, según las Naciones Unidas.
Se ha venido buscando el acontecimiento conmocionante o la “oportunidad estratégica”. El gobierno de Barak Obama y sus aliados incondicionales parecen haberla encontrado. Acusan al Presidente Bashar al-Asad de ser responsable del asesinato de 1.400 personas con armas químicas el 21 de agosto de 2013, aunque miembros de la oposición Siria digan que ellos fueron los responsables por ese "accidente" y que este se produjo por el mal manejo de esas armas proporcionadas por Arabia Saudita.
Sin embargo y sin que la Comisión de la ONU que investiga esos sucesos se haya pronunciado, el Presidente Obama dijo: “Sabemos que el Gobierno fue responsable. En los días antes del 21 de agosto sabemos que el personal a cargo del equipo químico de Assad se estaba preparando, distribuyeron máscaras y dispararon cohetes hacia once vecindarios donde el Gobierno está tratando de eliminar las fuerzas de oposición “.
En Siria, igual que en otros lugares y momentos, se está aplicando la guerra psicológica para lograr los objetivos del Culto de la Muerte que domina en EEUU como diría Douglas Valentine en su artículo El omnipotente culto de la muerte que domina EEUU. La CIA, la prensa y la propaganda negra, publicado el 19 de septiembre de 2013 en Rebelión.
Conclusión
“Vivimos en tiempos en los que a muchos no les cuesta nada falsificar la información. Por eso cada uno tiene que pensar con su propia cabeza y aprender a discernir. Hoy día es imposible creer en lo que ves. Internet se ha convertido en una parte importante de los conflictos bélicos. La guerra informativa va acompañada de la guerra real” (Iván Zasurski, profesor de la Universidad Estatal de Moscú).
Pero debemos insistir que sólo devastación e inestabilidad política y social ha dejado la invasión estadounidense en países como Irak y Afganistán, so pretexto de la lucha contra un enemigo “sintético” esto es, sin rostro, artificial y con múltiples ramificaciones como lo constituye el terrorismo.
Franklin González es sociólogo, doctor en Ciencias Sociales, profesor titular, ex-director de la Escuela Internacionales de la UCV y ex embajador de Venezuela en Polonia, Uruguay y Grecia.