¿La derecha quiere Paz?
El trauma social generado por la violencia impuesta por la extrema derecha va a dejar cicatrices profundas al interior de las ciudades y comunidades que han sido objeto de los ataques de las bandas fascistas. Por donde pasan o se instalan las hordas violentas de Voluntad Popular y Primero Justicia, van dejado su estela de muerte, heridos, destrucción y obstaculización de las vías. Ya ellos saben que la salida violenta está derrotada y confinada. Sin embargo, su odio no les permite cesar la violencia. Es esto ya una fijación, una grave patología que los llena de histeria, achaques y convulsiones; todo motivado a la impotencia y frustración que les genera no poder acceder al poder por vía del voto popular, tal como está establecido en nuestra Constitución. Esta es una burguesía sublevada que pretende, con su acostumbrada prepotencia, pasar por encima del pueblo y las instituciones.
La gente de paz, la mayoría de los venezolanos, se ha opuesto a esta agenda de violencia impuesta por la extrema derecha. Es necesario seguir en este camino. Debemos acometer todas las acciones y estrategias que se requieran para lograr la paz en los focos violentos. Cada ciudadano puede aportar desde su ámbito de acción o de sus intereses políticos, sociales, profesionales, vecinales, culturales, etc. Podemos empezar de la siguiente manera:
Impulsar el diálogo es un primer aspecto fundamental y estratégico de acción. Para ello es necesario comunicarnos con el otro, con el que piensa distinto. Con respeto a las diferencias ideológicas y encontrándonos en un pensamiento común: el deseo de paz para el país. Para ello deben encontrarse y generase espacios para la discusión y el debate.
Conocernos es un segundo aspecto. Quién es tu vecino, tu compañero de trabajo o de estudios. Quién es ese que piensa distinto, pero que también sufre el terror de la violencia, de los cierres de vías, del humo. Cómo piensa, cuáles son sus propuestas y, en medio del respeto, cómo se organizan todas las propuestas y visiones para garantizar y mantener la paz. Con mecanismos de convivencia ciudadana y organización combatiremos las temerarias locuras violentas de la extrema derecha.
La extrema derecha sólo busca una salida violenta, extraconstitucional. Ellos están complotados en la tesis de que el caos y la destrucción los impulsará hacia la toma del poder. No les importa que su locura deje un río de sangre, de muerte y destrucción en el país. Ellos creen que ganan con el caos. Sin ningún tipo de escrúpulos y con el odio como argumento, este nuevo intento de sedición los ha puesto en el bando criminal: del vandalismo generalizado han pasado al terrorismo selectivo. Sus crímenes deben ser investigados, juzgados y castigados.
Los impulsores de la salida violenta tienen una memoria convenientemente corta, no recuerdan, estos firmantes del decreto del dictador Carmona Estanga, que el 13 de abril del año 2002 el pueblo entero salió a restaurar y defender la legalidad constitucional. Fue el pueblo, el pueblo de Bolívar y de Chávez el que restituyó esa burda tragicomedia montada por la derecha y la oligarquía venezolana, donde en un solo decreto acabaron con todas las instituciones del país. Todo intento de violentar la soberanía popular y de ultrajar la Constitución será enfrentada por la inmensa mayoría del pueblo Venezolano.
Dos reflexiones más: 1) En esta coyuntura, se observa como los jefes opositores han carecido del liderazgo necesario para guiar y orientar a sus seguidores con la cordura y razón que estos tiempos exigen. Pasarán a la historia por la constante demostración de miedo y terror al juicio mediático. Ninguno se atreve a dar el paso al frente para hablar de paz por el bien del país, para el diálogo, como ocurre en todos los países civilizados del mundo. Están cómoda y cobardemente escondidos debajo de la Mesa Coja, poniendo escusas, tomando vericuetos y haciendo morisquetas en vez de ponerse al frente. 2) Cuan cruda y cruel es la historia reciente de los pueblos que han sufrido en su seno la terrible y nefasta experiencia de la guerra civil. Muerte entre hermanos, sangre de la misma sangre derramada por razones fútiles. Se pueden revisar cientos de libros y videos que relatan con estupor, horror y dolor los miles de muertos y atrocidades cometidas durante las guerras civiles impuestas en Centroamérica, principalmente en Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Se puede ver, casi en vivo y directo, el horror de las guerras civiles provocadas e impulsadas por agentes externos en países como Libia y Siria. Son atroces las cicatrices que dejan en los pueblos estas confrontaciones. No permitamos jamás que una minoría de la extrema derecha nos lleve por el camino de la violencia.
Richard Canan
Sociólogo
@richardcanan