Todo chavista, todo hijo de Comandante que llegue a la presidencia, que llegue a la conducción de este pueblo arrecho, debe pasar por la prueba del odio violento de las clases dominantes, de los poderosos, de la burguesía, del imperio; debe curtirse en la lucha junto con el pueblo y debe vencer. Sólo así será uno de los nuestros. Maduro lo está logrando.
Así empieza la historia de Maduro al frente de la conducción del proceso bolivariano. A casi un año de que el pueblo chavista lo eligió -por mandato del Comandante Hugo Chávez- como presidente de la República Bolivariana de Venezuela ha resistido y vencido el avance fascista.
Así se empezó a escribir su historia de liderazgo, sobre un pueblo que había despertado Chávez desde su “por ahora” en el 92. Ya, el solo hecho de conducir junto a ese pueblo, el chavista, era difícil. Allí en el 92 y antes, en el 89, ya principiaba también la historia nuestra, la del pueblo arrecho.
Las tres historias se entremezclan como ríos crecidos en una sola corriente indetenible: no hay pueblo vencido.
Feroz la campaña mediática contra Maduro, feroz intervencionismo gringo contra nuestro país, feroz los dos intentos de golpe de Estado en su contra en menos de un año. Feroz y bastarda la guerra psicológica, económica y violenta contra el pueblo bolivariano. Intentos y guerra declarada desde su odio que ha dejado más de 20 venezolanos asesinados, cientos de heridos, destrucción. Tan feroces como los que enfrentó el gigante Hugo Chávez en su momento, por casi todos sus 14 años al frente de nosotros.
En los dos escenarios violentos, en los dos gobiernos que se han fortalecido tras cada arremetida fascista: ¡un pueblo carajo!
Y detrás de cada uno de estos hombres: un pueblo. Uno que cuando no sale a defender porque no es el momento entonces sostiene, apuntala, mantiene, apoya. Lo hace con sus cuerpos, sus hombros, sus espaldas y manos. A veces hasta con sus dientes y huesos. Pies, manos, cuerpos, vida. Es la historia nuestra. No pasarán.
Es lo que no entienden ni entenderán jamás los que están en contra. Tanto el gobierno de Maduro como el de Chávez no son sólo simples gobiernos que gestionan para el bien común, no. No son sólo gobiernos que han reivindicado a los miserables y olvidados del pasado, a los pobres, no. Son una idea viva, que moviliza, defiende y vence porque está compuestos de cuerpos y vida de fuerza indetenible ya. Millones somos, carajo, y estamos resteados
Acción y reacción
Los que están en contra reaccionan ante el avance del proyecto socialista que tanto odian y que el pueblo empuja desde la historia del 89, la de Chávez y ahora con Maduro. Conspiraciones, asesinatos, golpes de Estado, traiciones, arremetida fascista, guerra mediática y económica. Los que defienden accionan: se movilizan, desmontan, resisten, avanzan, construyen. Por cada mostrar de rostros de ellos, nosotros más conciencia cobramos del por qué de lo que luchamos.
En la historia de Maduro nuestros jóvenes revolucionarios, esos que sólo escucharon de la Cuarta República por cuentos e historias de sus abuelos o padres vieron y vivieron en carne propia la arrogancia violenta de aquellos que están dispuestos a arrebatarles su historia, la que comenzaron sólo junto al cuidado firme y amoroso de Chávez.
Por alguna ironía de la historia han sido los hijos de la derecha, los hijos de papi y mami, herederos de la burguesía rancia que destrozó al país en el pasado los que han mostrado su rostro fascista para que los muchachos y muchachas nuestras lo vean.
Nuestros jóvenes revolucionarios, los menores, los que no se tripearon el Caracazo, no vieron el irrumpir de Chávez, los que no se llegaron el 13 de abril 2002 porque eran carajitos, ni el paro petrolero, porque éramos nosotros los que estábamos allí y ellos en casa, le acaban de ver el mismo rostro al fascismo que vimos nosotros en nuestro tiempo, y la cara del que se asomó fue la de su misma edad, sus futuros opresores, si se dejan.
Esos jóvenes no están envenenaos un coño, actúan como tiene quee hacerlo su clase, son los futuros patrones de ustedes, los mismo esclavistas del pasado, los hijos del empresariado rancio, los que debieron heredar el poder burgués pa seguir sometiendo a nuestro jóvenes de los barrios, campos, llanos y costas... y pues se jodieron. Esta patria es de nuestros hijos, nietos y menores, los hijos de Chávez.
Que lo sepan nuestros muchachos, el Chávez dijo esta patria es pa ustedes, menores, no pa esta caterva escuálida de hijos de papá y mamá que han querido quitarles la calle, y más que la calle su futuro, el que les mostró el Chávez. ¡No se dejen, no joda! Nosotros, esta cuerda e viejos, estamos resteado con ustedes, pero esta vaina la decidirá es su rebeldía revolucionaria...
Ni un espacio más pa los hijos de la derecha carajo, los hijos de la vieja burguesía que se quedaron sin la herencia del botín del saqueo quee hicieron los bastardos de sus padres en el pasado ¡que vivan nuestros menores chavistas carajo! ¡Ellos continuarán esta historia, la nuestra!
La historia de Chávez, la historia de Maduro, la historia nuestra.