Usted no esta siendo paranoico si piensa
que el mundo es cada vez más inestable – y lo está. Hay una arriesgada
confluencia de fenómenos políticos, económicos y militares que está
produciendo una situación internacional muy peligrosa. El aumento de las
tensiones nacionales conducen a confrontaciones regionales, son hechos
que se han convertido en algo habitual, ya que los vientos políticos y
económicos cambian constantemente en dirección de la inestabilidad y el
conflicto.
En el centro de cada torbellino está el
gobierno de Estados Unidos, que en lugar de actuar como promotor de la
paz y la estabilidad, la administración de Obama se ha convertido en un
catalizador de la confrontación y la guerra.
Ya se trate de Medio Oriente, Asia,
frontera de Rusia, o la economía mundial, las acciones de la
administración Obama se han inclinado hacia las diversas formas de
provocación y agresión – sanciones económicas, amenazas, canalizando
armas, etc. Esta dinámica hace inevitable un eventual conflicto
regional, más allá del que ya está ocurriendo en Siria e Irak, donde una
guerra de poder liderada por Estados Unidos contra Siria e Irán, se
acerca peligrosamente a convertirse en una guerra regional.
El público estadounidense es
peligrosamente ignorante sobre la importancia de estos diversos
conflictos regionales. Aunque los medios mantiene informada a la
audiencia norteamericana, estas “noticias” se enfocan en culpar a los
demás y así agudizar el conflicto, en lugar de arrojar luces o presentar
alternativas pacíficas.
Una zona especialmente volátil es
Ucrania, donde los EEUU se han dedicado con esmero a lo que podría
convertirse en una evidente guerra de poder con Rusia. Por su parte, los
medios de comunicación sólo destinan una pequeña y discreta franja
informativa, al papel decisivo de la administración de Obama en el
conflicto en Ucrania, incluso después de la filtración de un audio de la
subsecretaria de Estado de Obama, en el cual queda en claro el
liderazgo e influencia directa ejercida por EEUU, en el golpe de Estado
que derrocó al gobierno democráticamente electo de Ucrania.
La intervención de los aliados de Obama
en el golpe de estado en Ucrania, fue un hecho total y abiertamente
fascista, como – el Svoboda y el Sector Derecha – cuyo héroe ideológico
es Stepan Bandera, -quien fue uno de los aliados fascistas más
confiables de Hitler, durante la Segunda Guerra Mundial.
El gobierno de Obama ha brindado un
crucial apoyo militar y económico al gobierno anti-ruso de Ucrania, y
siempre ha provisto de diversas formas de “asistencia militar” a este
gobierno fascista. En efecto, ahora está considerando dar más ayuda
militar “letal” a un gobierno que cimentó su golpe de Estado a través de
la “celebración” de elecciones cuestionables durante el inicio de una
guerra civil.
Mikhail Gorbachev, el ex presidente de
la URSS, anteriormente tan estimado por los medios de comunicación
estadounidenses, ahora es totalmente ignorado por esos mismos medios,
pues sus palabras ya no promueven los objetivos de política exterior
norteamericanos, en ese sentido Gorbachov dijo recientemente: “Si
llamamos al pan, pan, Norteamérica nos ha empujado a una nueva guerra
fría, tratando abiertamente de poner en práctica su idea de
triunfalismo. ¿Dónde nos va a llevar?. La nueva guerra fría ya está
encendida. ¿Qué sigue? Por desgracia, no puedo decir categóricamente que
la guerra fría no conducirá a una más caliente. Tengo miedo de que
ellos puedan arriesgarse a correr el riesgo”.
Esta “nueva guerra fría” se está
calentando rápidamente, ya que la guerra de poder entre Estados Unidos y
Rusia en Ucrania, comparte una gran parte de la frontera de Rusia, y al
igual que todas las guerras fronterizas, se ignoran cuando sea
conveniente. Gorbachov, por lo tanto, teme que los 5 mil ucranianos
fallecidos, así como los 1,5 millones de refugiados, puedan convertirse
en el detonante de una guerra de mayores magnitudes entre dos países
completamente nucleares. Mientras tanto, los medios de comunicación de
Estados Unidos ignoran por completo esta amenaza que es muy real, al
tiempo que otorgan una valiosa cobertura política a las acciones
imprudentes de Obama.
Igualmente imprudente ha sido la
política de larga data sostenida por Barack Obama, en Medio Oriente,
donde su mantra, repetido hasta el cansancio de: “no hay tropas el en
terreno”, ha llevado a bombardeos permanentes por parte de “drones”,
además de una masiva guerra de poder en Siria, en la cual todas las
naciones de la región han contribuido directamente.
Los 200 mil muertos y los millones de
refugiados han hecho hervir las tensiones políticas en la región, aunado
al esmero puesto por Obama para derrocar al gobierno en Siria, hecho
que se concretó, en parte debido, a su dedicación y apoyo a las dos
naciones más parias del mundo – Arabia Saudita e Israel.
Cuando recientemente Israel bombardeó de
nuevo Siria – un hecho regular hoy en día – murieron en el ataque un
general iraní y el líder de Hezbolá, estas muertes fueron calificadas
como asesinato. Finalmente, poco después, se reveló que en 2008, EEUU e
Israel organizaron un ataque terrorista en el Líbano, donde falleció el
líder de Hezbolá. Ambos eventos empujan el conflicto sirio hasta un
punto de inflexión de guerra regional, esto sumando al silencio de Obama
sobre los repetidos bombardeos de Israel contra Siria, sólo alientan
una conflagración regional extremadamente peligrosa.
Asimismo es irresponsable la guerra de
poder que mantiene Obama en Siria, la cual se basó en el apoyo de miles
de extremistas islámicos de los países vecinos. El financiamiento, el
entrenamiento y la tolerancia demostrada por la administración Obama
ante estos grupos, creó las condiciones ideales para el surgimiento
desde la oscuridad, del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en
inglés).
Hasta la fecha, el gobierno de Obama no
ha propuesto ningún plan de paz para Siria, fuera del “cambio de
régimen”. Mientras tanto el gobierno ruso, organizó recientemente una
importante conferencia de paz, cuyo objetivo fue hacerle frente a la
guerra de Siria, sin embargo, la Coalición Nacional de Siria encabezada
por Estados Unidos boicoteó las conversaciones, y Obama no ejerció
ninguna presión pública sobre sus aliados para asistir al evento, cuando
en realidad debió haber exigido públicamente la presencia de todos en
el encuentro.
Una vez que la conferencia de paz
comenzó, ni Obama ni los medios de comunicación estadounidenses, se
preocuparon mucho en otorgarle la cobertura correspondiente a los
hechos, mientras tanto se mantenían los combates como una prioridad.
No hay que olvidar las políticas de
Obama en África, donde un “exitoso” bombardeo cambió el gobierno en
Libia, arruinando así, al país que gozaba del más alto nivel de vida en
el continente. Después de que Obama libró una guerra ilegal y agresiva, y
tras asesinar al presidente de Libia, Muammar Gaddafi, Hillary Clinton,
dijo, mientras sonreía, – “llegamos, lo vimos, y constatamos que
murió”.
Según la ONU, todas las armas saqueadas
al ejercito libio, se han “canalizado” en todo el Medio Oriente y
África, no obstante, han servido para desestabilizar países vecinos, así
como para empoderar a los extremistas islámicos, quienes durante la
guerra de EEUU contra Siria, fueron aliados de Obama.
Cuando se trata de la economía global,
Obama ha lanzado armas financieras de destrucción masiva contra sus
enemigos. Las sanciones económicas contra Irán, Rusia, Corea del Norte,
Venezuela, Siria, etc., son, por supuesto, un acto de guerra.
Este tipo de confrontaciones se describe
en el libro, “La guerra de Tesorería”, escrito por el ex Secretario
Adjunto del Tesoro de Estados Unidos, Juan Zarate, quien idealiza esta
“nueva” forma de guerra, de la cual EEUU tiene un monopolio, dada la
preeminencia del dólar estadounidense como la moneda de reserva mundial.
Otra arma letal no militar utilizada por
Obama ha sido su imprudente estrategia para influir en el mercado de
cotización del crudo. La prensa estadounidense reseñó públicamente el
motivo anti-ruso detrás de la decisión de Obama que justificaba la
intervención en los mercados petroleros, mediante la venta de las
“reservas estratégicas de petróleo”, ejecutada por el gobierno de EEUU,
las cuales estaban destinas a -ser utilizadas en momentos de grave
escasez-. Sin embargo, Obama comenzó a descargar las reservas
estratégicas en el mercado en un momento en el que la oferta mundial de
crudo se había incrementado.
De esta manera, el descenso del precio
del petróleo cayó cuando Obama persuadió a Arabia Saudita para aumentar
la producción, inundando el mercado con petróleo barato.
Mientras tanto, la administración Obama
mantuvo un cómodo silencio sobre el papel cómplice de Arabia Saudita en
el impacto sobre el mercado petrolero, en ese sentido, los saudíes han
demostrado apertura ante el uso de su “arma del petróleo”, empleada
justamente para forzar a Rusia a retirar el apoyo al presidente de
Siria, Bashar al-Assad.
El New York Times informó: “Arabia
Saudita ha estado tratando de presionar al presidente Vladimir Putin de
Rusia para que retire su apoyo al presidente Bashar al-Assad de Siria,
utilizando su dominio de los mercados mundiales del petróleo, en un
momento cuando el gobierno ruso se está recuperando de los efectos de la
caída de los precios del petróleo”.
La economía de Rusia está, en
consecuencia, en caída libre, junto con la de Irán, Venezuela y
cualquier otra nación productora de petróleo que padecen las masivas
consecuencias económicas.
Toda esta realidad es apenas reseñada
por los medios de comunicación cómplices de Norteamérica, mientas se
“encogen de hombros”, como su única respuesta ante el posterior caos
político que ha afectado directamente a cientos de millones de personas a
nivel mundial, y amenaza con regresar a EEUU como un “boomerang”, en
forma de desempleo e interrupciones en la dinámica económica
estadounidense.
Todas las políticas anteriores han
creado estragos a nivel internacional. Hoy en día, el mundo está más
interconectado que nunca; y justamente esta interconexión permite no
sólo que el caos del mercado petrolero empiece a generar despidos a lo
interno de los Estados Unidos, sino, que incluso amenaza con una
conflagración económica de mayores magnitudes. Las políticas de Obama en
Libia, Siria, Irak y Afganistán han aumentado en gran medida la
probabilidad de otro ataque terrorista en los EEUU.
En un mundo de creciente peligro y
amenazas de guerra, el gobierno de Obama ha sido completamente incapaz
de proponer algún plan de paz serio. Su principal contribución a los
asuntos mundiales ha sido el caos y la muerte – ya sea por poder (Siria y
Ucrania), drones (Pakistán, Yemen, Somalia, etc.) dólares, por tráfico
de armas, sanciones, o la intervención militar directa (Afganistán y
Libia).
Incluso el patético “proceso de paz”,
que amagó Barack Obama entre Israel y Palestina, quedó evidenciado como
una absoluta farsa, tras la decisión de Israel de volver a destruir la
Franja de Gaza, ante lo cual Obama dio un apoyo crucial para la
ejecución de los numerosos crímenes de guerra perpetrados por el estado
de Israel.
Las acciones temerarias de Obama son
apoyadas y encubiertas por los medios de comunicación norteamericanos
que victorean cada movimiento del gobierno de EEUU, excepto en las
ocasiones cuando se fomenta un evidente enfoque más “agresivo”.
La realidad sobre el manejo de la
política exterior norteamericana – y los peligros que presentan, son
completamente invisibilizados al público estadounidense. De esta manera
cuando se produzca la siguiente combustión militar inevitable, el
público estará desorientado el tiempo suficiente, como para convertirse
nuevamente en víctimas de chivos expiatorios y quedar atrapados por el
miedo, esto puede dar pie a una “solución” partisana militar.
Shamus Cooke, es un trabajador de
servicio social, sindicalista, y escribe para el portal web Trabajadores
Acción (www.workerscompass.org ), puede ser contactado a través de su
correo electrónico shamuscooke@gmail.com
Fuente: workerscompass.org/
Original en inglés: How Obama is making the world more dangerous
Shamus Cooke -Traducido por Verónica Morales