Recientemente el Presidente Nicolás Maduro solicitó a sus partidarios crear cuentas en Twitter, Facebook y otras redes sociales, para continuar dando la batalla comunicacional.
Una batalla que lleva años perdiéndose, y continuará por esa vía, no hay dudas.
Al fallecido Presidente Chávez le aconsejaron las cadenas, y con los años contribuyó a la migración de la televisión abierta para la privada, la de cable, que pasó de un 15-20%, a más del 40% en menos de 10 años.
Se creó un ministerio de comunicación, y en poco tiempo, era una elefante blanco, pesado, carcomido por la inacción y la burocracia.
Se crearon nuevas televisoras (Vive, Avila Tves, ANTV) e incluyendo a VTV, no alcanzan un promedio de rating del 4,5%, de acuerdo a mediciones de la consultora ABG, citadas en un reportaje en El Mundo.
Se crearon nuevos periódicos (VEA, Correo del Orinoco, Correo del Presidente, Ciudad CCS), que ni regalados tuvieron el eco, el impacto que se buscaba en la colectividad.
Se crearon nuevas emisoras y se potenciaron otras, con licitaciones que beneficiaron a personajes de la comunicación, que aún pululan por los medios del Estado, y nada.
Se crearon cantidades de páginas web en ministerios, institutos autónomos, poderes del Estado, y no más de 5 figuran entre 100 más solicitadas por los venezolanos, de acuerdo a el indexador mundial, Alexa.
En VTV se cambiaron presidentes de manera recurrente, con la misma celeridad que entran y salen programas de opinión, sin pegada, sin preparación, sin contenidos atractivos, con pésima producción, maquillaje e iluminación.
Pese a todo lo anterior, y aún más, la audiencia en las diferentes plataformas mediáticas es abrumadoramente favorable a los opositores.
Es abrumadoramente favorable a periodistas opositores.
Entonces cabe la pregunta: ¿por qué el sector chavista no sube su audiencia, pese a tener dinero, medios y poder político?
“Es una falla tectónica”, solía decir Chávez en vida, quien lo intentó con todo y de todo y no pudo dar con la fórmula para crear y mantener audiencias en los principales medios.
Maduro ahora quiere intentarlo por medio del Twitter y Facebook, dos redes sociales donde manda la oposición, si nos remitimos a personajes con más seguidores y con más influencia, de acuerdo a mediciones en ambos campos.
Dijo el Presidente que todos los chavistas deben crear su perfil en Twitter y Facebook, y comenzar la batalla. ¿Y quién o quiénes proveerán los contenidos? ¿Acaso los medios del Estado?
¿Qué tipo de contenidos serán efectivos o serán la misma repetición de noticias que circulan en la mayoría de los medios públicos?
¿Quién o quiénes los guiarán? ¿Mario Silva? ¿Pirela? ¿Nolia? ¿José Vicente? ¿Wladimir Acosta? ¿Luis Brito? ¿Algún ministro? ¿Algún diputado?...
¿Qué técnicas utilizarán para hacer los contenidos atractivos, para posicionarlos?
¿Han mirado en el gobierno a comunicadores y medios que más y mejor golpean? ¿Saben cómo lo hacen?
¿O van a seguir con la tónica del discurso sin el ejemplo, sin la eficiencia, sin mejorar los servicios?
Los opositores no sólo atacan por las redes, esa es una de tantas plataformas que utilizan. Atacan de manera certera por correos, por SMS, chat, foros, en la radio, la prensa, la televisión, por los pinBB, por el Whashap, y ahora Line, por los murales...
Con mentiras, medias verdades, inventos, creación de videos y fotografías falsas, montaje de voz, que luego son reproducidos en masa por sus medios y el ejércitos de opinadores, columnistas, articulistas, blogueros, periodistas, comunicadores espontáneos, y pare de contar.
Pero su mayor fortaleza es cuando se acude a un servicio público que no funcione. Allí se activa el boca a boca, que es tan o más dañino que cualquier medio.
Se activa la protesta (chavista u opositora por igual), el decir a los cuatro vientos: “Este gobierno no sirve”. Y para ello, no es preciso de medios, ni de periodistas opositores.
Tampoco hay cadena que valga, ni comunicólogo que ayude contra esos dardos que nacen de la ineficiencia pública, y que luego rebotan en el metro, en las universidades, en taxis, en paradas de autobuses, cine, tascas, y en cualquier otro lugar donde se atisbe la política como punto para el análisis, reflexión o desahogo de los venezolanos.
En ese sentido, ¿va a seguir el gobierno esperando ser atacado, para responder?, ¿va a ser más eficiente en lo sucesivo?
¿O va a pasar a la ofensiva mediática?
Si es esto último, ¿quisiera saber con cuales armas se va a enfrentar a comunicadores que son unos expertos en la guerra del lenguaje y la manipulación informativa?
De manera que crear una cuenta Twitter y Facebook, sin mensajes, sin contenidos atractivos, sin pegada, sin guías, no cabe duda que tampoco resultará. Y mucho menos si no hay reciprocidad en el sector servicios públicos.
Rubén Marcano
PeriodistRubén Marcano, periodista
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