Etimológicamente hablando, la palabra corrupción proviene del latín “corrumpere”, que significa: ALTERAR, DESTRUIR, DEPRAVAR, SOBORNAR. Corrupción también es PERVERSIÓN. Referida a la Función Pública, corrupción es abusar del cargo o posición que se ocupa para lograr beneficios económicos personales o de otra índole. ¡Qué ociosidad definir corrupción cuando todo el mundo sabe lo que es, podría decir cualquiera! Sin embargo, a propósito y en apoyo al combate abierto y efectivo que el Gobierno Bolivariano de Venezuela ha emprendido contra la Corrupción Administrativa, queremos hacer algunas precisiones y recordatorios que pudieran servir de algo, todo esto, aferrada a lo que aprendí de Kotepa Delgado, por ser asidua lectora de sus artículos: ESCRIBE QUE ALGO QUEDA.
En primer lugar, es menester recordar que corrupción no sólo es robar el erario ¿No creen Uds. que cuando una o un abogado usa TESTIGOS Y TESTIMONIOS FALSOS para ganar un juicio, se está en presencia de un hecho de corrupción? Por supuesto que tal actuación altera los hechos, al menos destruye la vida de un individuo y la de su familia; y sin lugar a dudas corrompe la justicia, que como dijera Bolívar es la reina de las virtudes. Como La Biblia es un Libro que tiene muchas enseñanzas, compartimos con Uds. lo que El Libro de Los Proverbios señala sobre el tema que nos ocupa: “Seis cosas aborrece Dios, y aún siete abomina su alma: los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, EL TESTIGO FALSO QUE HABLA MENTIRAS y el que siembra discordia entre hermanos (Prov. 6: 16-19). “El testigo verdadero no mentirá; más el testigo falso hablará mentiras (Prov. 14:5). El testigo falso no quedará sin castigo, y el que habla mentiras no escapará (Prov. 19:5).
No soy fanática religiosa, pero considero que si las iglesias en general se ocuparan más de la formación de su feligresía, con énfasis en valores cristianos, que deberían vivirse en la familia y escuela, además de socializarse a través de los medios de comunicación, probablemente cada día habría menos individuos cometiendo actos de corrupción y con ello haciendo tantas maldades personales, causando tanto daño patrimonial al Estado y a las comunidades, a quienes se priva de los beneficios que producirían las obras que dejan de hacerse o se dejan inconclusas muchas veces por mero capricho. Aquí también tiene un papel importante el Ministerio de Educación, en el sentido de darle mayor relevancia o buscar vías más eficaces para que en cada actividad del quehacer educativo, se aproveche para sembrar valores que desplacen a los trastocados que nos ha inyectado el capitalismo, a través de la misma educación y medios de comunicación. Los partidos de la revolución también deberían cuidar como las niñas de sus ojos la conducta de sus cuadros, quienes están llamados a modelar conductas para enseñar a través del ejemplo. No olvidemos a nuestro querido General Alberto Muller Rojas: MAS QUE ENSEÑAR VALORES, LOS REVOLUCIONARIOS DEBEMOS VIVIR VALORES!
En segundo lugar, PERVERTIR en todos los sentidos, incluyendo el político, también es corrupción. A veces uno se queda sorprendido al observar o conocer de cómo gente muy joven es corrompida a través del dinero que produce el uso y abuso del poder. Otra manera de pervertir desde el poder, es la vieja práctica de algunos burócratas conocida como la “operación colchón”. ¿Acaso no es corrupción que alguien prevalido de su posición, como quien asigna los cargos o cupos de una universidad, aprueba o desaprueba una asignatura; solicite pago en especie para solucionar el problema? A las y los revolucionarios nos está prohibida cualquiera de estas prácticas, máxime la corrupción de nuestra gente, mucho más la de los jóvenes a quienes debemos guiar a través del ejemplo. Este y otros casos del mismo tenor deben convencernos que junto con el combate de la pobreza material, debe ir aparejado el combate de la pobreza espiritual. En este sentido, es oportuno alertar que no se debe confundir lo espiritual con lo meramente religioso.
Probablemente la corrupción es inherente al ser humano y no hay duda que ha existido desde tiempos inmemoriales, como lo demuestran textos bíblicos del Viejo y Nuevo Testamento. “Porque raiz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores (Timoteo 6:10). El libro de Gálatas, también nos recuerda que los seres humanos somos carne y espíritu: “…Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas… Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza… (Gálatas 5: 19-23).
Finalmente, aunque algunos lo desestimen, en la práctica de la política, ciencia que debería tener como fin último la búsqueda del poder para servir, hace falta que sus dirigentes vivan diariamente la ética y la moral, cristiana, bolivariana y chavista; de lo contrario, nos exponemos a que “las cosas vuelvan al lugar de donde salieron”. De manera que para continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del siglo XXI… (Objetivo Histórico II), es condición indispensable vivir e impulsar día a día el Objetivo Nacional 2.4. CONVOCAR Y PROMOVER UNA ORIENTACIÓN ETICA, MORAL Y ESPIRITUAL DE LA SOCIEDAD, BASADA EN LOS VALORES LIBERADORES DEL SOCIALISMO.
Valle de la Pascua, 14 de agosto de 2013.
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