domingo, 6 de abril de 2014
SALUD POR PECAYA
Propiedad intelectual
¡Salud por Pecaya!
Un poblado de tan solo 500 habitantes, ubicado al suroeste de la ciudad de Coro, sueña con poner a competir su licor al lado de los alcoholes notables. Obtener la denominación de origen, ha sido el primer paso
El Cocuy Pecayero, principal producto de explotación del agave, una planta que crece en la zona semiárida de Falcón (Pecaya, Municipio Sucre), acaba de obtener del Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI) su denominación de origen, la segunda que se otorga en el país, después del cacao de Chuao.
El reconocimiento anterior, le permite al preciado licor, elaborado desde tiempos precolombinos, ser comercializado de ahora en adelante con la etiqueta de "Envasado de origen" o en su defecto "Envasado en Venezuela", lo que representa una ventaja ante los ojos del consumidor, principalmente internacional.
"El hecho de que el cocuy de Pecaya cuente ahora con una denominación de origen, tal como lo prevé el Artículo 212 de la Decisión 486 (vigente en el marco de la Comunidad Andina de Naciones) involucra la protección intrínseca del producto frente a la posible explotación de terceros en forma inescrupulosa", indicó Taimy Márquez, directora del SAPI.
Una vez que Covenin apruebe la Norma Oficial Venezolana que rige el Cocuy Pecayero, la comercialización a granel del producto (en sus tipos I y II) por ejemplo, quedará prohibida, tanto para el consumidor final en el mercado nacional, como en el internacional.
Esta restricción, además de estar vinculada con los nuevos estándares de calidad que requiere la bebida, busca salvaguardar a la planta de su posible desaparición, pues según reseña Miriam Díaz, coordinadora del Programa Agave del Instituto Falconiano para el Desarrollo Sustentable de las Zonas Aridas y Costeras (Infalcosta) el agave que actualmente se utiliza para la producción de cocuy, no se cultiva, sino que crece espontáneamente en las serranías de Falcón.
Aunque Díaz considera que es muy temprano para hablar de exportación, Wilmer Navarro, presidente de la Asociación de Fabricantes y Productores de Cocuy (Asofacocuy) no esconde su anhelo por ver que el licor que nace en su tierra, trascienda "con todas las de la ley", la frontera nacional en provecho de la comunidad que lo fabrica. "Es que como el cocuy de Pecaya no hay nada", dice.
Orgullosa siembra
Miriam Díaz, explicó que en el análisis que se realizó de la bebida, se determinó que el licor puro de agave no tiene nada que envidiarle al prestigioso whisky ni al más demandado de los tequilas (producto también derivado del agave), debido al nivel de alcoholes superiores que posee.
"En el proceso artesanal de fermentación, se ha encontrado también que los microorganismos presentes en el mosto del cocuy son similares a los utilizados en los procesos industriales orientados a producir la mayoría de las bebidas alcohólicas", dijo.
Justamente, por tratarse de una bebida etílica, la producción artesanal del cocuy pecayero era considerada por las autoridades hasta no hace mucho como ilegal. En vista de los recientes descubrimientos que se han hecho sobre la planta y el entorno histórico social que la envuelve, tanto el Ministerio de Finanzas como el Seniat están reconsiderando su clasificación.
Mientras se espera por la inclusión del cocuy de Pecaya como bebida artesanal en la nueva Ley de Alcoholes y Bebidas Espirituosas, la Gobernación del estado Falcón, ha declarado al Cocuy Pecayero (Decreto 167) como patrimonio cultural regional. Según señaló Díaz, hasta la fecha ha sido difícil cuantificar la demanda del Cocuy Pecayero, dado el carácter ilegal –hasta ahora– de la bebida. Sin embargo, los representantes de Asofacocuy estiman que en la parroquia de Pecaya, existen en la actualidad 63 personas dedicadas a fabricar la bebida.
En el mercado nacional se calcula una venta de 200 mil litros anuales del licor. El principal destino es la ciudad de Coro, aunque en algunas bodegas de Punto Fijo, Maracaibo, Cabimas y Ciudad Ojeda, también se puede encontrar el producto. "Si se toma en cuenta que cada planta requiere de un proceso de maduración de siete años, y que cada espécimen equivale a un litro de licor, se puede concluir la urgencia de emprender un programa de domesticación del agave", indicó la bióloga.
El plan que lleva adelante Díaz, involucra la siembra inicial de 100 mil ejemplares por año, con la idea no solo de garantizar la materia prima, sino la sostenibilidad de la explotación del agave, planta de la cual los pobladores también extraen alimentos y fibra.
Versiones
La norma Covenin que identifica al Cocuy Pecayero, habla de cuatro tipos básicos del licor: añejado, fresco, reposado y abocado. Sobre el primero, se dice que es un producto susceptible de ser suavizado, sujeto a un proceso de maduración de por lo menos un año en recipientes de madera de caujaro o roble blanco, con una capacidad máxima de 200 litros.
En relación con el reposado, se sugiere que la maceración no pase de los dos meses. Con respecto al abocado, se plantea la adición de frutas, melaza, azúcar u otros productos naturales. También se admite el añadir saborizantes o colorantes, siempre que se respeten las estipulaciones hechas por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social.
Tras la fama perdida
Diagnósticos etnográficos hechos por investigadores como el antropólogo Jorge Jaber, revelan que la presencia del cocuy en nuestra cultura puede ubicarse en el Meso-Indio, época que va desde el año 500 hasta el 1000 a.C.
De las crónicas escritas por el alemán Titus Neukomm, desde Coro, por ejemplo, se sabe que los indios jiraharas, radicados en esa zona, ya producían cocuy mucho antes de la llegada de los españoles. Justamente, la técnica artesanal que hoy se utiliza para la producción del licor mantiene casi inalterable aquellas prácticas.
Como prueba de la relación antiquísima y estrecha que tiene la planta con los primeros pobladores del hoy Municipio Sucre, el historiador Carlos González Batista, comenta que en una pintura que data de 1623 (ubicada en el Museo Diocesano de Coro), se puede apreciar detrás de la imagen de Santa Lucía, patrona del pueblo de Pecaya, un pequeño aborigen cerca de una planta de agave decapada. La característica anterior, identifica según González Batista el proceso que antecedía a la remoción de las hojas, para el posterior cocimiento de la piña (cuerpo central de la planta) de donde se extraía la cotizada bebida.
En el siglo XX, cuando el cocuy comenzó a declinar como alimento, subsistió como fuente de licor tradicional, siendo incluso un importante rubro manufacturero. Entre los fabricantes de la época, destaca la licorería "La Joya", fundada en 1927, propiedad de Napoleón Ramírez y Compañía. Este establecimiento comercializaba la marca Cocuy Valensey como si fuera un coñac, del cual se hacían incluso despachos hacia Curazao. En las vecinas Antillas Neerlandesas conocieron y adoptaron el licor y desde entonces no han dejado de consumirlo. En Aruba por ejemplo, donde por cierto no existen plantas de agave, la casa Plays Liquor and Bottling Co, vende desde hace 50 años, una bebida que se denomina "Coecoei tropical". La leyenda que acompaña el licor hace alusión a las tribus indígenas de Coro, Venezuela, como fabricantes originales de la bebida. Con la frase "Try Aruba's Best", se promueve publicitariamente, el cocuy que se presume, proviene de Pecaya.
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