Comienzo este artículo confesando que la teoría económica y la praxis económica son a veces cosas muy distintas, de tal modo que, trataremos de abordar esta temática a partir de lo que supone sería el tratamiento académico universal sobre la materia. Es bueno asentar que en materia cambiaria generalmente son nulos o pocos los anuncios que se deben adelantar antes de tomar una decisión, porque aquí si es verdad que hay verdaderos buitres y no son de fondo sino de superficie.
Como profesional de la economía siempre he tratado de no adivinar si tal o cual medida va a ser tomada y en que tiempo se haría, es harto peligroso aventurarse sobre todo, cuando los que manejan la economía juegan posición adelantada, es decir yo no puedo andar por allí, diciendo que pronto se va a establecer un nuevo tipo de cambio, cuando estamos sumergidos en una vorágine de “expertos”, diciendo que si se toma esta medida, tal cosa y si es la otra sucederán situaciones irreversibles que apuntalarán una inflación galopante unida a la que ya existe.
Hay muchas verdades en toda esta discusión, si es que la hay, porque apartando los cenáculos que “conocen” de la materia, el resto de mortales, inexorablemente tendrán entonces, que hacerse otras preguntas, me refiero al lego en la materia, al que tiene un pequeño negocio o a la ama de casa. Lo cierto que Venezuela está atravesando una situación muy particular desde el punto de vista económico, economía que venía creciendo hasta el año 2013 y que de pronto todo se paralizó y entramos en un espiral de estancamiento porque aquí son pocos los que realmente producen.
Se dice que la salida es elevar la producción y la productividad, es totalmente cierto, que debemos romper con la dependencia única del petróleo, que el empresario venezolano no invierte y menos reinvierte.
Amigo lector, se preguntará que hasta ahora no ha tomado posición o se ha referido poco al título, es cierto, pero antes era necesario fijar algunos elementos que nos indican que en economía ninguna medida es aislada, es decir, no podemos afectar el control de cambios o mejor dicho la convertibilidad de la moneda, sin afinar el lápiz en el resto de variables fundamentalmente las de orden macroeconómicas, durante la presencia del comandante supremo en la presidencia de la República, se tomaron decisiones importantes en materia económica, siempre en medio del ataque despiadado de la burguesía parasitaria y antipatria, dichas medidas tuvieron resultados unos a mediano plazo y otros en el largo plazo, uno de ellas, la referida al crecimiento de la producción nacional, es decir no es nuevo la preocupación en este orden de cosas, de muchas maneras se incentivó el aparato productivo nacional, se eliminaron trabas burocráticas innecesarias, el incentivo fiscal y la disponibilidad de recursos para el funcionamiento de empresas con el objetivo de reducir la capacidad ociosa que presentaban muchos establecimientos fabriles a lo largo y ancho del país, lamentablemente en esto no se adelantó mucho, razones varias, una de ellas, el espíritu conspirador de la burguesía que impidió que esto se llevara a cabo, abandonando la capacidad productiva y dedicarse al uso y abuso de las “importaciones”, en esto el Estado como tal, no funcionó correctamente, esta manera de actuar ocasionó la dedicación casi exclusiva a la especulación financiera a partir de las divisas otorgadas y las entidades responsables, no supieron y en otros casos por omisión o negligencia, no actuaron en los debidos controles a posteriori, ocasionando enormes perdidas para la Nación en materia de recursos que fueron desviados o sencillamente no utilizados para los fines que se otorgaron. Esa situación se dejó correr en mi opinión mucho tiempo.
El mal estaba hecho con respecto a la generación de un aparato productivo que coadyuvara a reducir ostensiblemente las importaciones. Un señor de una bodeguita en Barrancas del Orinoco. Estado Monagas, en una conversación informal, me dijo algo que me impactó y abrió luces sobre lo que estaba pasando, me dijo, “qué como era posible que nosotros en el país, estuviéramos trayendo galletas de Colombia”, lo que me hizo reflexionar en el año de ese encuentro 2011, sobre lo que estaba pasando con nuestras divisas y la falla en los controles en la certificación de producción nacional que impidiera esa importación, acaso acá no se producen galletas, es como si importaramos mangos.
Todos conocemos la necesidad que en su momento obligó a establecer el control de cambios, olvidándosenos lo mas importante el control sobre las divisas otorgadas, el seguimiento debido y ello debe ser motivo de critica fehaciente y autocritica ejemplar para que no vuelva a suceder, el país no aguantaría otro ejemplo de cadivismo suicida.
Pasemos entonces a dilucidar la problemática de la convertibilidad de la moneda, todos sabemos que es a partir de la exportación petrolera que obtenemos las divisas, debido a esa deuda que la empresa venezolana tiene con la sociedad al no ser capaz de producir para exportar y generar divisas para el país, solo un porcentaje que no llega al 10%, es lo que ha podido pasar. Nos preguntamos si la empresa venezolana generara sus propias divisas que necesidad hay de estar estableciendo controles y más allá de ello, liquidando entrega de divisas a quien no las ha producido. Ese es el mal que debemos de reparar en extremis en un plazo bastante corto, de tal manera que podamos ir de alguna manera estableciendo estructuralmente hablando nuevas metas para la economía venezolana, por el contrario, de no ser de esta manera, seguiremos atravesando caminos que siempre nos llevarán al mismo fin no deseado.
En cuanto al sistema en si mismo, es bueno recordar en primer lugar que de ninguna manera nos interesa prolongar por mucho tiempo el actual sistema de tres referencias sobre el valor del bolívar, se hace cuesta arriba establecer el real y verdadero valor de la moneda en relación a otras divisas y el mercado internacional, este sistema de creación reciente debe ser sustituido por otro sistema que simplifique la referencia monetaria en cuestión, al respecto nosotros creemos que la propuesta de establecer un sistema de fluctuación es el mas aconsejable en estos momentos, sobremanera, por dos razones fundamentales, uno, la distorsión que se ha generado en el mercado de divisas y el componente importado y la otra razón porque la guerra económica a la que hemos estado sometidos, trabaja en función de seguir generando esas distorsiones con fines que todos conocemos, en cuanto a las fluctuaciones, sistema de orden coyuntural, debe establecerse en función de prioridades en primer lugar del Estado y luego de aquellas empresas que tengan realmente el potencial para la exportación. Seguramente este artículo deba ser ampliado posteriormente, así que pendientes.
Como profesional de la economía siempre he tratado de no adivinar si tal o cual medida va a ser tomada y en que tiempo se haría, es harto peligroso aventurarse sobre todo, cuando los que manejan la economía juegan posición adelantada, es decir yo no puedo andar por allí, diciendo que pronto se va a establecer un nuevo tipo de cambio, cuando estamos sumergidos en una vorágine de “expertos”, diciendo que si se toma esta medida, tal cosa y si es la otra sucederán situaciones irreversibles que apuntalarán una inflación galopante unida a la que ya existe.
Hay muchas verdades en toda esta discusión, si es que la hay, porque apartando los cenáculos que “conocen” de la materia, el resto de mortales, inexorablemente tendrán entonces, que hacerse otras preguntas, me refiero al lego en la materia, al que tiene un pequeño negocio o a la ama de casa. Lo cierto que Venezuela está atravesando una situación muy particular desde el punto de vista económico, economía que venía creciendo hasta el año 2013 y que de pronto todo se paralizó y entramos en un espiral de estancamiento porque aquí son pocos los que realmente producen.
Se dice que la salida es elevar la producción y la productividad, es totalmente cierto, que debemos romper con la dependencia única del petróleo, que el empresario venezolano no invierte y menos reinvierte.
Amigo lector, se preguntará que hasta ahora no ha tomado posición o se ha referido poco al título, es cierto, pero antes era necesario fijar algunos elementos que nos indican que en economía ninguna medida es aislada, es decir, no podemos afectar el control de cambios o mejor dicho la convertibilidad de la moneda, sin afinar el lápiz en el resto de variables fundamentalmente las de orden macroeconómicas, durante la presencia del comandante supremo en la presidencia de la República, se tomaron decisiones importantes en materia económica, siempre en medio del ataque despiadado de la burguesía parasitaria y antipatria, dichas medidas tuvieron resultados unos a mediano plazo y otros en el largo plazo, uno de ellas, la referida al crecimiento de la producción nacional, es decir no es nuevo la preocupación en este orden de cosas, de muchas maneras se incentivó el aparato productivo nacional, se eliminaron trabas burocráticas innecesarias, el incentivo fiscal y la disponibilidad de recursos para el funcionamiento de empresas con el objetivo de reducir la capacidad ociosa que presentaban muchos establecimientos fabriles a lo largo y ancho del país, lamentablemente en esto no se adelantó mucho, razones varias, una de ellas, el espíritu conspirador de la burguesía que impidió que esto se llevara a cabo, abandonando la capacidad productiva y dedicarse al uso y abuso de las “importaciones”, en esto el Estado como tal, no funcionó correctamente, esta manera de actuar ocasionó la dedicación casi exclusiva a la especulación financiera a partir de las divisas otorgadas y las entidades responsables, no supieron y en otros casos por omisión o negligencia, no actuaron en los debidos controles a posteriori, ocasionando enormes perdidas para la Nación en materia de recursos que fueron desviados o sencillamente no utilizados para los fines que se otorgaron. Esa situación se dejó correr en mi opinión mucho tiempo.
El mal estaba hecho con respecto a la generación de un aparato productivo que coadyuvara a reducir ostensiblemente las importaciones. Un señor de una bodeguita en Barrancas del Orinoco. Estado Monagas, en una conversación informal, me dijo algo que me impactó y abrió luces sobre lo que estaba pasando, me dijo, “qué como era posible que nosotros en el país, estuviéramos trayendo galletas de Colombia”, lo que me hizo reflexionar en el año de ese encuentro 2011, sobre lo que estaba pasando con nuestras divisas y la falla en los controles en la certificación de producción nacional que impidiera esa importación, acaso acá no se producen galletas, es como si importaramos mangos.
Todos conocemos la necesidad que en su momento obligó a establecer el control de cambios, olvidándosenos lo mas importante el control sobre las divisas otorgadas, el seguimiento debido y ello debe ser motivo de critica fehaciente y autocritica ejemplar para que no vuelva a suceder, el país no aguantaría otro ejemplo de cadivismo suicida.
Pasemos entonces a dilucidar la problemática de la convertibilidad de la moneda, todos sabemos que es a partir de la exportación petrolera que obtenemos las divisas, debido a esa deuda que la empresa venezolana tiene con la sociedad al no ser capaz de producir para exportar y generar divisas para el país, solo un porcentaje que no llega al 10%, es lo que ha podido pasar. Nos preguntamos si la empresa venezolana generara sus propias divisas que necesidad hay de estar estableciendo controles y más allá de ello, liquidando entrega de divisas a quien no las ha producido. Ese es el mal que debemos de reparar en extremis en un plazo bastante corto, de tal manera que podamos ir de alguna manera estableciendo estructuralmente hablando nuevas metas para la economía venezolana, por el contrario, de no ser de esta manera, seguiremos atravesando caminos que siempre nos llevarán al mismo fin no deseado.
En cuanto al sistema en si mismo, es bueno recordar en primer lugar que de ninguna manera nos interesa prolongar por mucho tiempo el actual sistema de tres referencias sobre el valor del bolívar, se hace cuesta arriba establecer el real y verdadero valor de la moneda en relación a otras divisas y el mercado internacional, este sistema de creación reciente debe ser sustituido por otro sistema que simplifique la referencia monetaria en cuestión, al respecto nosotros creemos que la propuesta de establecer un sistema de fluctuación es el mas aconsejable en estos momentos, sobremanera, por dos razones fundamentales, uno, la distorsión que se ha generado en el mercado de divisas y el componente importado y la otra razón porque la guerra económica a la que hemos estado sometidos, trabaja en función de seguir generando esas distorsiones con fines que todos conocemos, en cuanto a las fluctuaciones, sistema de orden coyuntural, debe establecerse en función de prioridades en primer lugar del Estado y luego de aquellas empresas que tengan realmente el potencial para la exportación. Seguramente este artículo deba ser ampliado posteriormente, así que pendientes.
Rafael Febles
Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana
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