Grupos de trabajadores de las minas en huelga, de Shougang Hierro
Perú, Catalina Huanca, Uchucchacua, Morococha, Huanzalá, San Cristóbal,
Condestable y Aceros Arequipa, que en las últimas horas se trasladaron a
Lima para hacer escuchar su protesta, marcharon por las principales
avenidas de la capital provistos de sus cascos y uniformes de faena y
encabezados por sus dirigentes nacionales, entre ellos su secretario
general Ricardo Juárez, y miembros de la CGTP, representados por Carmela
Sifuentes y Mario Huamán.
La marcha recibió el apoyo de los sindicatos de Celima, Relima, Alicorp, Eternit, Comiccsa, Miyasato, Federación Textil, Construcción Civil y la Red Solidaria, entre otros. Estos se hicieron presentes para expresar su respaldo a la huelga y a las banderas que levanta: la derogatoria del DS 013-2014TR, el archivamiento del Proyecto 4008, ambos facultan los despidos masivos y recortan otros derechos, y la derogatoria de la ley de tercerización laboral que mantiene precarizada a la mayoría de los trabajadores.
La bulliciosa movilización se dirigió al Ministerio de Trabajo, donde ninguna autoridad se encontraba presente, y al Congreso de la República, donde miembros de la representación nacional se comprometieron a gestionar ante las autoridades la atención de sus reclamos, pues el gobierno mantiene silencio frente al conflicto. Pese a que habla de “diálogo”, “paz social”, “estado de derecho” y otras bellezas del sistema democrático, no dialoga con los mineros pese a que éstos, hace buen tiempo, vienen gestionando sus demandas.
La huelga minera y la conflictividad nacional
La huelga nacional ha acaparado la atención de los medios de prensa nacional e internacional. Como primer productor de plata, el tercero de cobre y zinc y séptimo de oro en el mundo, y siendo ésta la actividad más importante de la economía nacional, es indudable el impacto que produce cualquier paro en el sector minero. Pero ahora lo es más, porque agrega un componente de peso en el panorama de conflictividad y polarización social que se asecha sobre el país.
El enfriamiento de la economía (de un crecimiento de 6% promedio se ha caído al 1.5%) ha obligado al gobierno a echarse en los brazos del gran capital, sobre todo de la gran minería. Para estos sólo se sale de la crisis facilitando más las inversiones, esto es: rebajando los controles ambientales, otorgando concesiones sin mayor trámite, recortando derechos laborales e imponiendo el principio de “autoridad” repartiendo balas a discreción contra todos los que luchan y resisten, a la sazón, tipificados como una nueva versión del terrorismo que afectó al país en los 80 y 90.
Como consecuencia de esto se ha destapado una ola de conflictos donde la más grave es la que se desarrolla en Islay (Arequipa, sur del país). Aquí un pueblo de 200 mil habitantes se encuentra en huelga desde hace 60 días en medio de violentos enfrentamientos que ya han producido la muerte de dos pobladores y de un policía, en contra de la puesta en marcha del proyecto minero de Tía María. El presidente Humala, haciendo oídos sordos al pedido casi unánime de diversos sectores, para que suspenda el proyecto y evite un baño de sangre, respondió corriendo para adelante: ha militarizado la zona y en un mensaje a la nación declaró que el proyecto sigue adelante, agregando más tensión al conflicto. En respuesta, diversas organizaciones populares han convocado a un paro para el próximo 27 y 28 de mayo, que bien podría convertirse en un paro nacional por las expresiones de apoyo que viene ganando en todo el país.
El gobierno enfrenta un panorama crítico que puede escalar aún más. La CNA (Confederación Nacional Agraria) anuncia una paralización demandando la derogatoria de sendos decretos que afectan los territorios de comunidades campesinas e indígenas en favor de las empresas mineras. El importante gremio magisterial anuncia el inicio de una huelga indefinida por aumentos salariales y en contra de los despidos masivos que se producen en el sector. Todo esto, mientras en todo el país se riega de conflictos que se expresan en paros y movilizaciones reflejando un escalamiento del descontento y bronca con el gobierno del Presidente Humala, el mismo que el último fin de semana se ha expresado en una sensible caída en las encuestas.
La huelga minera
La huelga minera recién comienza y aun no despliega todas sus fuerzas. Como informamos en la edición anterior, el gremio nacional y los de base de los mineros vienen en proceso de recomposición, y esta huelga está poniendo a prueba a sus dirigentes y organizaciones y está permitiendo forjar a una nueva vanguardia de luchadores.
La huelga se desarrolla con relativo éxito en la mediana minería y de socavón, donde los salarios y las condiciones de trabajo son deplorables. En Uchucchacua, principal mina de plata del Grupo Buenaventura, desde el 11 de mayo los trabajadores tercerizados se encuentran en huelga reclamando mejores condiciones de trabajo: un cargado polvo al interior de la mina afecta y pone en riesgo la salud de los trabajadores. En la unidad minera de Catalina Huanca, al igual que en muchos centros mineros, la mayoría de los trabajadores se encuentran tercerizados o contratados, es decir no gozan de una serie de derechos ni menos de estabilidad laboral, lo que es usado por las empresas para despedir a activistas e impedir la organización sindical, con lo que los salarios se mantienen prácticamente en el piso. Por eso no es casual que en estas minas la huelga se haya iniciado con fuerza. Ahora estos trabajadores se alistan a marchar a las principales ciudades, entre ellas a la capital, para hacer sentir su protesta.
En la gran minería destaca el acatamiento de la huelga en Shougang, la gran mina del hierro del país. En Shougang se vive un conflicto permanente entre la empresa china que ningunea los aumentos, despide y maltrata a los trabajadores, y el sindicato que hereda una larga tradición combativa simbolizada en la figura de Saúl Cantoral. Conflicto que se extiende a la misma población de Marcona que sufre los abusos de la empresa que sube las tarifas de la luz, recorta el agua y ocupa ilegalmente sus tierras.
En el resto de las grandes empresas mineras los sindicatos han preferido esperar ante el temor a sufrir despidos u otras represalias. El poder de las empresas en estos sectores es tal que hacen lo que quieren y en ellos los trabajadores tienen mucho que perder. La voluntad de lucha existe pero aún falta seguridad necesaria que permita vencer el miedo. En Yanacocha, por ejemplo, la principal mina de oro del país y una de las mayores del mundo, no se acata la huelga porque la empresa viene reduciendo masivamente personal, y para ese propósito aprovecha cualquier pretexto.
Las próximas acciones
Las jornadas del 18 y 19 han sido ya exitosas porque han puesto en pie de lucha a un importante sector del proletariado minero unificado en torno a su organización nacional, y porque le ha puesto en la agenda del gobierno la atención de sus reclamaciones. Desde ahora, no más indiferencia de las autoridades ni más impunidad de las empresas porque se ha echado a andar la respuesta de los mineros.
La dirigencia que encabeza Ricardo Juárez, en las últimas horas discute la manera de extender y fortalecer su medida de lucha porque sabe que de otra manera no serán atendidos ni escuchados. Asimismo, sienten que no están solos y aprecian el apoyo que reciben del resto de la clase trabajadora.
Sn embargo, más allá del esfuerzo que realice la Federación por extender y fortalecer su lucha, y del apoyo que reciban de varios sectores, no será suficiente para alcanzar la victoria. Su suerte está en manos de lo que resuelva la CGTP, a la que se encuentra afiliada. La CGTP tiene la capacidad y la obligación de convocar ya mismo a una Jornada Nacional de Lucha en apoyo a la huelga minera y en desplegar a su favor todo el respaldo que necesita para que triunfe. La CGTP no puede limitarse a la figuración de sus dirigentes en las marchas y a la promesa de un paro el 9 de julio cuando ahora se están librando luchas que serán decisivas. Es más, es en torno a esta gran huelga que, uniendo las fuerzas del resto de los trabajadores, hoy se puede lograr el entierro definitivo del DS 013 y del Proyecto 4008. Sí, se puede. Como se pudo contra la Ley Pulpín. Los mineros y los sindicatos combativos hacen su parte. La dirigencia de la CGTP que se llena la boca de “unidad”, en esta hora no borrarse como se borró cuando la lucha contra la ley Pulpín, y debe poner en práctica la unidad de la clase trabajadora colocándose al frente de esta gran lucha garantizando su final victorioso.
¡Viva la huelga nacional minera!
¡Todo el apoyo a la lucha de los mineros!
La marcha recibió el apoyo de los sindicatos de Celima, Relima, Alicorp, Eternit, Comiccsa, Miyasato, Federación Textil, Construcción Civil y la Red Solidaria, entre otros. Estos se hicieron presentes para expresar su respaldo a la huelga y a las banderas que levanta: la derogatoria del DS 013-2014TR, el archivamiento del Proyecto 4008, ambos facultan los despidos masivos y recortan otros derechos, y la derogatoria de la ley de tercerización laboral que mantiene precarizada a la mayoría de los trabajadores.
La bulliciosa movilización se dirigió al Ministerio de Trabajo, donde ninguna autoridad se encontraba presente, y al Congreso de la República, donde miembros de la representación nacional se comprometieron a gestionar ante las autoridades la atención de sus reclamos, pues el gobierno mantiene silencio frente al conflicto. Pese a que habla de “diálogo”, “paz social”, “estado de derecho” y otras bellezas del sistema democrático, no dialoga con los mineros pese a que éstos, hace buen tiempo, vienen gestionando sus demandas.
La huelga minera y la conflictividad nacional
La huelga nacional ha acaparado la atención de los medios de prensa nacional e internacional. Como primer productor de plata, el tercero de cobre y zinc y séptimo de oro en el mundo, y siendo ésta la actividad más importante de la economía nacional, es indudable el impacto que produce cualquier paro en el sector minero. Pero ahora lo es más, porque agrega un componente de peso en el panorama de conflictividad y polarización social que se asecha sobre el país.
El enfriamiento de la economía (de un crecimiento de 6% promedio se ha caído al 1.5%) ha obligado al gobierno a echarse en los brazos del gran capital, sobre todo de la gran minería. Para estos sólo se sale de la crisis facilitando más las inversiones, esto es: rebajando los controles ambientales, otorgando concesiones sin mayor trámite, recortando derechos laborales e imponiendo el principio de “autoridad” repartiendo balas a discreción contra todos los que luchan y resisten, a la sazón, tipificados como una nueva versión del terrorismo que afectó al país en los 80 y 90.
Como consecuencia de esto se ha destapado una ola de conflictos donde la más grave es la que se desarrolla en Islay (Arequipa, sur del país). Aquí un pueblo de 200 mil habitantes se encuentra en huelga desde hace 60 días en medio de violentos enfrentamientos que ya han producido la muerte de dos pobladores y de un policía, en contra de la puesta en marcha del proyecto minero de Tía María. El presidente Humala, haciendo oídos sordos al pedido casi unánime de diversos sectores, para que suspenda el proyecto y evite un baño de sangre, respondió corriendo para adelante: ha militarizado la zona y en un mensaje a la nación declaró que el proyecto sigue adelante, agregando más tensión al conflicto. En respuesta, diversas organizaciones populares han convocado a un paro para el próximo 27 y 28 de mayo, que bien podría convertirse en un paro nacional por las expresiones de apoyo que viene ganando en todo el país.
El gobierno enfrenta un panorama crítico que puede escalar aún más. La CNA (Confederación Nacional Agraria) anuncia una paralización demandando la derogatoria de sendos decretos que afectan los territorios de comunidades campesinas e indígenas en favor de las empresas mineras. El importante gremio magisterial anuncia el inicio de una huelga indefinida por aumentos salariales y en contra de los despidos masivos que se producen en el sector. Todo esto, mientras en todo el país se riega de conflictos que se expresan en paros y movilizaciones reflejando un escalamiento del descontento y bronca con el gobierno del Presidente Humala, el mismo que el último fin de semana se ha expresado en una sensible caída en las encuestas.
La huelga minera
La huelga minera recién comienza y aun no despliega todas sus fuerzas. Como informamos en la edición anterior, el gremio nacional y los de base de los mineros vienen en proceso de recomposición, y esta huelga está poniendo a prueba a sus dirigentes y organizaciones y está permitiendo forjar a una nueva vanguardia de luchadores.
La huelga se desarrolla con relativo éxito en la mediana minería y de socavón, donde los salarios y las condiciones de trabajo son deplorables. En Uchucchacua, principal mina de plata del Grupo Buenaventura, desde el 11 de mayo los trabajadores tercerizados se encuentran en huelga reclamando mejores condiciones de trabajo: un cargado polvo al interior de la mina afecta y pone en riesgo la salud de los trabajadores. En la unidad minera de Catalina Huanca, al igual que en muchos centros mineros, la mayoría de los trabajadores se encuentran tercerizados o contratados, es decir no gozan de una serie de derechos ni menos de estabilidad laboral, lo que es usado por las empresas para despedir a activistas e impedir la organización sindical, con lo que los salarios se mantienen prácticamente en el piso. Por eso no es casual que en estas minas la huelga se haya iniciado con fuerza. Ahora estos trabajadores se alistan a marchar a las principales ciudades, entre ellas a la capital, para hacer sentir su protesta.
En la gran minería destaca el acatamiento de la huelga en Shougang, la gran mina del hierro del país. En Shougang se vive un conflicto permanente entre la empresa china que ningunea los aumentos, despide y maltrata a los trabajadores, y el sindicato que hereda una larga tradición combativa simbolizada en la figura de Saúl Cantoral. Conflicto que se extiende a la misma población de Marcona que sufre los abusos de la empresa que sube las tarifas de la luz, recorta el agua y ocupa ilegalmente sus tierras.
En el resto de las grandes empresas mineras los sindicatos han preferido esperar ante el temor a sufrir despidos u otras represalias. El poder de las empresas en estos sectores es tal que hacen lo que quieren y en ellos los trabajadores tienen mucho que perder. La voluntad de lucha existe pero aún falta seguridad necesaria que permita vencer el miedo. En Yanacocha, por ejemplo, la principal mina de oro del país y una de las mayores del mundo, no se acata la huelga porque la empresa viene reduciendo masivamente personal, y para ese propósito aprovecha cualquier pretexto.
Las próximas acciones
Las jornadas del 18 y 19 han sido ya exitosas porque han puesto en pie de lucha a un importante sector del proletariado minero unificado en torno a su organización nacional, y porque le ha puesto en la agenda del gobierno la atención de sus reclamaciones. Desde ahora, no más indiferencia de las autoridades ni más impunidad de las empresas porque se ha echado a andar la respuesta de los mineros.
La dirigencia que encabeza Ricardo Juárez, en las últimas horas discute la manera de extender y fortalecer su medida de lucha porque sabe que de otra manera no serán atendidos ni escuchados. Asimismo, sienten que no están solos y aprecian el apoyo que reciben del resto de la clase trabajadora.
Sn embargo, más allá del esfuerzo que realice la Federación por extender y fortalecer su lucha, y del apoyo que reciban de varios sectores, no será suficiente para alcanzar la victoria. Su suerte está en manos de lo que resuelva la CGTP, a la que se encuentra afiliada. La CGTP tiene la capacidad y la obligación de convocar ya mismo a una Jornada Nacional de Lucha en apoyo a la huelga minera y en desplegar a su favor todo el respaldo que necesita para que triunfe. La CGTP no puede limitarse a la figuración de sus dirigentes en las marchas y a la promesa de un paro el 9 de julio cuando ahora se están librando luchas que serán decisivas. Es más, es en torno a esta gran huelga que, uniendo las fuerzas del resto de los trabajadores, hoy se puede lograr el entierro definitivo del DS 013 y del Proyecto 4008. Sí, se puede. Como se pudo contra la Ley Pulpín. Los mineros y los sindicatos combativos hacen su parte. La dirigencia de la CGTP que se llena la boca de “unidad”, en esta hora no borrarse como se borró cuando la lucha contra la ley Pulpín, y debe poner en práctica la unidad de la clase trabajadora colocándose al frente de esta gran lucha garantizando su final victorioso.
¡Viva la huelga nacional minera!
¡Todo el apoyo a la lucha de los mineros!
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