miércoles, 21 de octubre de 2015

“Hacemos cultura chavista”: Colombianxs por la paz

Cultura-chavista
Marco Teruggi/Resumen Latinoamericano/La Cultura Nuestra, 16 de octubre de 2015 –  “La Ley Orgánica de los consejos comunales nos permiten visibilizarnos a través de la creación de los comités de migrantes, el desarrollo de la cultura chavista está ahí impregnado. Cuando vas a un hospital a pedir un apoyo para que se atiende a un hermano, un paisano que tiene una calamidad, y la recibes en cualquier nivel de atención, eso es cultura chavista. Las misiones nos irradian la cultura chavista. Contrasta con el modelo colombiano: una salud subsidiada, que no funciona, con hospitales que no tienen nunca atención, maltrato con la población, la gente se muere en los hospitales porque no tiene medicamentos, y la otra, la paga, donde además al ir a la asistencia médica debes comprar copagos, es decir volver a pagar la asistencia”, explica Juan Carlos Tanus, presidente de la Asociación de Colombianos y Colombianas en Venezuela, actualmente al frente del Movimiento Bolivariano de Colombianos y Colombianas por la Paz, donde se han registrado 300 mil personas.
En Venezuela viven legalmente 5 millones 600 mil colombianxs. Han sido beneficiados con el 25% de las viviendas Gran Misión Vivienda Venezuela, 11 mil estudian actualmente en la Misión Sucre, 60 mil terminaron bachillerato en la Misión Rivas, 6 mil se graduaron en la Misión Robinson I y II. Del total de migrantes 27 mil han hecho solicitudes de refugio por desplazamientos, persecuciones, reconociéndose como afectados directos por el conflicto armado, contando con herramientas legales como la Constitución y el decreto de amnistía 2823 del año 2004.
“Venezuela pagó la deuda social que tenían los gobiernos de la Cuarta República con la migración, con diferentes normativas: fue el esfuerzo de 40 años de lucha de la migración aquí, de las desapariciones, de asesinatos, descuartizamientos en el río Limón, de toda la comunidad colombiana, a los campesinos nuestros que trabajaban en las materas, donde muchos terratenientes no les pagaban y al final de año los asesinaban”.
Existe, y ese es un punto sobre el que reflexiona Tanus, un choque entre las culturas hegemónicas en ambos países: de este lado de la frontera la cultura chavista, de aquel, la cultura mantenida por la oligarquía y los paramilitares con la alianza de dos metales, plata y plomo -“le dan plata a la gente para que se venda, y quien no, le dan plomo”.
“Cuando la población nuestra llega a Venezuela tiene un choque cultural porque aquí hay un desarrollo de la cultura chavista, en la colombianeidad, donde los niveles de educación son tan bajos hay un contraste, vienes en la individualización del sujeto, y aquí se está hablando de la colectivización. El contraste entre el desarrollo de la cultura chavista, que es la concepción bolivariana, la América libre, la emancipación de los pueblos, la construcción colectiva, contrasta con lo que nos han enseñado en Colombia: las competencias académicas, individuales, ciudadanas. Llego pensando en que puedo, en que soy solo y debo triunfar. Desde la infancia se inocula la condición de que vas a ser un tipo exitoso, que vas a sobresalir, que eres mejor que el otro, en ese afán de competencia. ¿Cómo hemos hecho para que la colombianeidad asuma la cultura chavista con el efecto positivo que tiene? Mostrando el resultado”.
Cultura, como todo aquello que hacen el hombre y la mujer, es la manera en cómo analiza el concepto Tanus. Entonces así como existen estas diferencias, producto de las luchas de clases y los temporales triunfos en el caso colombiano, también se encuentran puntos en común: “Hay tres culturas que interpenetran: en la Guajira, los Andes y los Llanos, escenarios donde tres culturas confluyen sin distinción alguna”.
Dentro de la batalla cultural -en ese choque por las oposiciones hegemónicas- miles de colombianxs se han sumado a la construcción chavista: “Nosotros hacemos chavismo todos los días: formamos, organizamos, capacitamos, generamos procesos de inclusión, acompañamos la normativa, estudiamos la Constitución, revisamos lo artículos, buscamos los engranajes para la participación, leemos la guía para el poder popular, trabajamos la Ley Orgánica de los consejos comunales, el artículo 28, desarrollando comités de migrantes, eso es cultura chavista”, señala Tanus.
Y así como la cultura chavista es una amenaza para las clases dominantes venezolanas, también lo es para las colombianas: “Quienes gobiernan en Colombia están claros que son un modelo enfrentado a este, que la cultura chavista puedo hoy erosionar su modelo capitalista, permitir en un corto tiempo que se llegue al Palacio Nariño. Ese es un gran temor de la oligarquía colombiana, que esta cultura pase la frontera, convenza, afecte, y que eso que uno llama el ejercicio diario, que es la cultura, llegue a la sociedad colombiana y toque las puertas de la Casa Nariño y se quede, es decir, que podamos tener un Gobierno afín a este”.
Por eso las alianzas sin tregua para terminar con la experiencia bolivariana, la actual guerra que recrudece: “En la cultura chavista siempre vamos a tener enemigos, y no es solo la guerra económica, todos los días hay acciones de guerra, desde Colombia se desatan acciones de guerra contra Venezuela, el ataque a la moneda, que se produce con la resolución 8 del año 2000 del Banco de la República que permite a los cambistas desarrollar unos mecanismos de empobrecimiento del bolívar, para poder sostener el contrabando, y ese ataque es una acción de guerra que tiene la complacencia legal, jurídica y política de quienes gobiernan Colombia”. Los ataques a la moneda, y también con fuerza, el paramilitarismo, aunque, explica Tanus, aquí el escenario es otro:
“No va a ser tan fácil encontrar mandatarios como en Colombia que convivieron con el paramilitarismo históricamente, que mataron, facilitaron motosierras, hornos para cremar la gente, infraestructura para las masacres, como en el caso del ex gobernador y presidente Álvaro Uribe con la Masacre del Aro en Antioquia, en el año 97, que facilitó el helicóptero para que los paramilitares se movilizaran y produjeran la masacre y el desplazamiento. Esto es mucho más difícil encontrarlo acá, pese a que algunos municipios ya tienen desarrollo del antivalor colombiano. La cultura chavista enfrenta al modelo paramilitar, a ese modelo que ha corrosionado la sociedad colombiana”.
Es un choque de culturas, al interior de cada país, donde así como existen puentes entre las concepciones de las oligarquías, las hay entre quienes resisten, construyen chavismo de ambos lados de la frontera. “Hay un pueblo que resiste en Colombia, y creo que los niveles de resistencia aumentan en la medida en que se encuentran los acercamientos para la terminación del conflicto. La Marcha Patriótica hizo enormes manifestaciones, el Congreso de los Pueblos, que es otra de las expresiones organizadas, tiene un desarrollo comunitario muy avanzado, y eso uno lo ve fortalecido en el día a día. Hay mejores niveles de conciencia como para resistir un acuerdo en La Habana, un acuerdo en Ecuador con el ELN, que pudieran permitir que los que enfrentaron el modelo en términos de lo militar más los que resisten día a día en lo civil en el pueblo colombiano, puedan juntarse para mejorar las condiciones”.
Por eso, porque la cultura chavista es una posibilidad de liberación para los pueblos de cada lado de la frontera, el Movimiento Bolivariano de Colombianxs por la Paz se encuentra en proceso de crecimiento y organización, con sus ya 300 mil hombres y mujeres registrados, que son, afirma Tanus, “un voto de confianza y de compromiso con este modelo”, la revolución, las próximas elecciones.
Foto de portada: Luis Robayo/ AFP

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