La presentación preliminar del censo
agropecuario de 2015 realizada el 11 de agosto de 2015 en el auditorio
Carlos Lleras Restrepo del DANE, con la presencia del Presidente de la
República, el Ministro de Agricultura e invitados del sector mostró lo
que ya se sabía: que de 1970 a 2015 la tierra se concentró más. El
Presidente pareció sorprendido ante un hecho ya demostrado por otros
estudios.
El panorama del sector del sector agropecuario es lamentable.
Fuera de la alta y creciente concentración de la tierra, la pobreza
es muy alta, la capitalización, el crédito y la asistencia técnica son
bajos, el nivel educativo deja mucho que desear y la población del campo
se está envejeciendo.
Ya lo habíamos dicho en muchas oportunidades: a partir de los setenta
el país comenzó una etapa de desindustrialización y de abandono del
sector agropecuario. Nos concentramos en los sectores minero,
financiero, comercio y servicios de baja tecnología y nos olvidamos de
los sectores productivos tradicionales.
Y algunos se preguntan por qué hay tanta violencia en Colombia, por
qué tenemos las guerrillas más viejas del mundo. No se trata de
justificar a estos movimientos que tanto daño han hecho al país e
impedido que nuevos movimientos aparezcan y crezcan en el escenario
político colombiano, pero existen razones objetivas para las protestas.
La entidad oficial del DANE confirma la lamentable situación del
campo colombiano con base en un censo que tuvo una cobertura del 98,9%
correspondiente a 113 millones de hectáreas del área rural dispersa.
Según el Censo, el 69,9 por ciento de las Unidades de Producción
Agropecuaria tiene menos de 5 hectáreas mientras que los predios de más
de 500 hectáreas están en manos de 0,4 por ciento de los propietarios
que representan el 41,1 por ciento de las 113 millones de hectáreas
censadas. O sea, tremenda desigualdad en la distribución de la tierra.
Durante 2013, solamente el 11 por ciento de los productores solicitó
crédito agropecuario, el 83,3 por ciento de los campesinos no tienen
maquinaria para realizar su actividad y la asistencia técnica solamente
llega al 9,6 por ciento de las unidades.
El 73 por ciento de los menores de cinco años están al cuidado de los
padres o de alguien en su casa, y solo el 16 por ciento recibe
asistencia en un jardín infantil.
En cuanto a educación, más de la mitad de los jefes de hogar solo
tienen educación básica primaria: 59,7 por ciento para los hombres y
52,3 por ciento para las mujeres.
Durante el año de investigación del Censo se encontró que el 20 por
ciento de los niños y jóvenes entre 5 y 16 años no asistió a ninguna
institución educativa y que el 11,5 por ciento de los mayores de 15 años
es analfabeto.
Habrá que esperar a los resultados definitivos y a que se suministre
más información, pero desde ya se puede reconfirmar lo que se sabía: que
el campo colombiano está abandonado y atrasado completamente en todo
sentido. Ya es hora de pasar de las palabras a los hechos para tener un
sector rural moderno y más equitativ
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