Una mujer de avanzada edad que recorría las afueras del Mercado Municipal de Quinta Crespo, al amanecer de este martes, vociferaba "entren, entren y revisen en las distribuidoras, ellos son los que tienen jodido al pueblo porque le dan la comida a los bachaqueros".
La denuncia de la humilde señora al precisar al equipo de 300 trabajadores que llegaban a la periferia del mercado para fiscalizar el origen y destino de artículos que obtienen mayoristas, minoristas e importadores, quienes reciben productos de primera necesidad o de alta rotación y que se encuentran almacenados en innumerables depósitos, era justa.
Las acciones incluyeron la verificación de 120 locales comerciales, la detección de desvíos de productos a su destino final, doble facturación, una venta supervisada de lo retenido, levantamiento de procedimientos administrativos y multas, así como dos personas puestas a la orden del Ministerio Público por encontrarse en flagrancia.
Otro de los objetivos de la jornada fue la verificación de cumplimiento de precios de los productos que fueron actualizados recientemente por la Sundde.
William Contreras, superintendente nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos, encabezó el recorrido que desde muy temprano arrojaba resultados de una investigación previa hecha con el pueblo organizado a través de la inteligencia social en el combate contra la guerra económica.
Para ello se desplegaron por instrucciones del Estado Mayor contra la Guerra Económica en Caracas, la Superintendencia de Precios Justos, la administración tributaria del Gobierno del Distrito Capital y de la Alcaldía de Caracas, la Dirección de Control Urbano, Policía de Caracas y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), además de los trabajadores responsables de los mercados municipales y de Inmerca.
MADRUGONAZO
Avistados los equipos de trabajo por cuadrantes, los primeros en esconder sus ventas de productos de la cesta básica fueron los bachaqueros al detal.
La venta fue caleta. "Vendo leche en polvo Los Andes", susurraba un hombre a la puerta del mercado.
Estos bien demostraron que son una organización, pues, la comunicación fluyó con tal precisión que una vez dictada la orden de venta supervisada de alimentos, curiosamente aparecieron de primeros en la cola, no sin antes gritar y agitar en coro para provocar el desorden que fue controlado rápidamente por la GNB.
Ante la presencia del primer ilícito en un comercio de la calle Oeste, Contreras detalló que se trataba del hallazgo de 218 mil botellas de agua mineral en 10 mil cajas de diferentes presentaciones.
"Este producto se encontraba en un depósito sin marcaje de precio, lo que implica que muy probablemente estos productos son objeto de reventa, contrabando de extracción o de acaparamiento esperando unas mejores condiciones para marcar un precio", indicó.
De acuerdo con la Ley Orgánica de Precios Justos, todos los productos tienen que marcar su precio desde el origen.
"Hemos ordenado la fiscalización a la empresa Cristal C. A. que está localizada en el estado Lara, de donde procede esta agua envasada", denunció el superintendente.
En el mismo comercial denominado Dos Perritos C. A., ubicado cerca del puente Casacoima, se develó la práctica de la doble facturación en la venta de huevos.
"Esta misma empresa en su haber tenía 400 cajas de huevos que habían sido obtenidas a precio regulado, pero pagan en doble facturación un aumento de precio que no se corresponde al precio para la venta, lo que registra un aumento de mil a 2.000%", dijo Contreras y agregó que el comercio fue multado.
Seguidamente, en un local de venta de carnes denominado Gran Avícola La Ponderosa, se detectó un desvío de la guía de movilización de alimentos que se presenta ante el Superintendencia Nacional de Almacenes, Silos y Depósitos Agrícolas (SADA), para garantizar el destino oportuno de los alimentos.
"Conseguimos el desvío de dos toneladas de pollo procedentes de San Antonio de Los Altos con destino a El Junquito, de la cuales una tonelada fue desviada a San Martín y otra la encontramos en Quinta Crespo. En ese sentido ordenamos la venta supervisada por el desvío del producto de su destino de llegada", indicó el funcionario.
Además explicó que debido a las condiciones de insalubridad que presentaba el lugar se coordinó con la Contraloría Sanitaria para que se procediera a su clausura. También el comercio Aves 137 C. A., que se prestó para la refrigeración del producto, fue sancionado.
La tonelada de pollo entero fue vendida de forma controlada al precio establecido por la Sundde de Bs 850,37 por kilo.
Francisco Arévalo adquirió el suyo en Bs 1.100 y expresó: "Es bueno que se hagan estos operativos porque especulan con un pollito y lo venden hasta en Bs 3.000".
ESTACIONAMIENTO SE PRESTA AL ILÍCITO
Otra de las infracciones se consiguió en el estacionamiento Parkin Jos Mary, en la calle La Quinta que alberga además una cantidad de camiones abandonados.
Se trató del hallazgo en un camión de siete empaques de 45 kilos cada uno de caraotas negras y otros granos, los primeros provenientes de Mercal y CVAL.
Contreras detalló que "el grano procede de una venta irregular de una persona supuestamente apodada Petare, refirieron dos trabajadores de la importadora. Ellos obtuvieron la presentación de un kilo del grano que posteriormente fue vaciada de su presentación original para llevarlas a la presentación de bolsas industriales de 45 kilos".
Este se vendería de 83,00 a 2300 bolívares por kilo.
Informó que por este hecho fueron detenidos Alexis Escobar y Nicolás Nieves, quienes serán puestos a la orden del Ministerio Público. El Art. 51 de la Ley de Precios Justos señala que la alteración fraudulenta de la presentación de un producto se corresponde con la sanción de 5 a 10 años de prisión.
Contreras dijo que las fiscalizaciones continuan para proteger al pueblo del boicot y el bachaqueo, como lo ha ordenado el presidente de la República, Nicolás Maduro.
REINA EL GARITEO
En la periferia del Mercado de Quinta Crespo se observan depósitos de alimentos, víveres y diversos artículos. Queda a la imaginación qué puede guardarse allí, pues, algunos son pequeños edificios con ventanas y santamarías cerradas que pueden ser alquilados por comerciantes que allí hacen vida.
Ayer muchos permanecieron cerrados, esto es atribuible quizás a la presencia de los fiscalizadores que no pasaron desapercibidos por los llamados gariteros (encubridor).
Estos últimos encarnan en cualquier trabajador formal o informal de la zona, o el que se dedica a cuidar carros o a recoger desperdicios, pero todos saben por dónde pasan los artículos de primera necesidad y qué carro los viene a buscar, de dónde los sacan y a dónde los llevan. Es un pedacito de espacio donde todos se comunican en un extraño silencio, es una sociedad de cómplices.
Texto: Ciudad CCs
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