domingo, 3 de noviembre de 2013

En 1984 los ideales del sandinismo derrotaron al imperio norteamericano por Anit Quintero

Foto: juventud.psuv.org.ve/
Caracas, 03 Nov. AVN.- El 4 de noviembre de 1984, el pueblo nicaragüense eligió democráticamente seguir la causa libertaria del líder revolucionario Augusto César Sandino, quien fue asesinado por la Guardia Nacional bajo las órdenes del dictador Anastacio Somoza García.
Con la victoria electoral de Daniel Ortega, abanderado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), ese día volvieron a tomar vigencia las palabras de Sandino: "Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán".
Ortega ganó la contienda electoral con el 67% de los votos, registrándose una participación mayor al 80%; en segundo lugar quedó, con el 15%, Clemente Guido Chávez, del partido Conversador Demócrata.
El candidato de la Coordinadora Democrática de Nicaragua, Arturo Cruz Porras, decide no participar en los comicios.
La victoria de las fuerzas sandinistas significó el fracaso del plan financiado por los Estados Unidos y desarrollado por los sectores contrarrevolucionarios en el país, tras el derrocamiento del dictador Anastacio Somoza Debayle, en 1979.
El escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, en su libro Patas arriba, la escuela del mundo al revés, señaló que "no se atacó a Nicaragua porque no fuera democrática, sino para que no lo fuera".
Asedio a los puertos fronterizos por parte de los ex guardias somocistas que estaban organizados desde Honduras, el bloqueo económico impuesto por el presidente estadounidense Ronald Reagan a Nicaragua y el apoyo financiero a la contrarrevolución armada por parte de la CIA (Agencia Central de Inteligencia, por sus siglas en ingles), fueron algunas de las medidas tomadas por los adversarios del FSLN con el objetivo de generar una crisis en el país.
"Un ejército reclutado, entrenado, armado y orientado por los Estados Unidos atormentó al país, durante los años ochenta, mientras una campaña de envenenamiento de la opinión pública mundial confundía al proyecto sandinista con una conspiración tramada en los sótanos del Kremlin (edificios civiles y religiosos de Moscú)", detalló Galeano.
Además de la influencia imperialista, el régimen de Somoza había dejado como herencia un país dependiente del mercado internacional y una economía sustentada en la agroexportación. En los años 60, la Alianza para el Progreso, plan estadounidense para frenar el avance de la revolución cubana en América Latina, impulsa la creación de fábricas de segunda mano con dependencia de materia prima, máquinas y repuestos.
Esta situación condujo a que Nicaragua, en 1979, se convirtiera en uno de los países con la deuda más alta en el mundo. La cifra alcanzaba los 1.645.000 dólares.
Un escenario para la transformación
Bajo el lema "Nicaragua victoriosa ni se rinde ni se vence", las fuerzas sandinistas junto a las milicias populares lograron superar las adversidades impuestas por la contrarrevolución; así, lograron que la guerra de baja intensidad contra el gobierno y los problemas sociales heredados de la dictadura no jugaran en contra del FSLN en las elecciones convocadas por el partido.
Con Daniel Ortega frente a la presidencia, el programa histórico del frente sandinista, escrito en 1969 por su fundador, Carlos Fonseca Amador, consigue su momento propicio para aplicarse.
En el referido programa se plantea la nacionalización "de todas las compañías extranjeras que se dediquen a la explotación de los recursos minerales, forestales, marítimos y de otra índole", así como "la nacionalización del sistema bancario, el cual estará al servicio exclusivo del desarrollo del país".
Las peticiones de los grupos campesinos y estudiantiles también están incorporadas en el programa sandinista, específicamente "la liquidación del latifundio mediante una reforma agraria" y "la enseñanza gratuita en todos los niveles y obligatoria en algunos".
La unión popular como eje central La unificación popular centroamericana era una de las premisas principales del programa histórico, que guió el periodo presidencial de Daniel Ortega desde 1985 hasta 1990 y desde el 2006, cuando vuelve a ganar las elecciones presidenciales, hasta la actualidad.
Refiere el texto que "esta unidad se encaminará a la coordinación de esfuerzos para alcanzar la liberación nacional y establecer un nuevo sistema social sin dominio imperialista, ni traición nacional", liquidando cualquier forma de sometimiento de Centroamérica a los monopolios norteamericanos y a las fuerzas reaccionarias locales.
Los cambios que vivió este país con la llegada de la Revolución en los años 80 fueron descritas por el poeta Julio Cortazar durante un discurso pronunciado en Managua, capital nicaragüense.
En su pronunciamiento, indicó: "Si todo es corazón y rienda suelta, y en las calles hay luz de medio día, si en una selva de armas juegan niños y cada calle la ganó la vida. Ya ves, viajero, está tu puerta abierta, todo el país es una inmensa casa. No te equivocaste de aeropuerto, entra no más que estás en Nicaragua".
A un año del triunfo de 1984 en las urnas electorales, Daniel Ortega ratificó las fortalezas del FSLN junto al pueblo: "Querer apagar la luz de la revolución popular sandinista es estar tan loco como pensar que se puede apagar la luz del sol".
Anit Quintero AVN 03/11/2013 18:30

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