viernes, 28 de marzo de 2014

Francisco de Miranda: 234 años de una inquebrantable determinación

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Francisco de Miranda, cuyo nombre completo era Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez, nació en Caracas el 28 de marzo de 1750.
Fue el primogénito del canario Sebastián Miranda Ravelo y de la criolla Francisca Antonia Rodríguez de Espinoza. A Miranda le siguieron Ana Antonio, Rosa Agustina, Micaela Antonia, Miguel Francisco, Javier, Francisco Antonio, Ignacio José, Josefa María y Josefa Antonia.
Miranda nació y creció entre una población dividida por un férreo sistema de castas. En el grupo social de los blancos existían los llamados blancos peninsulares, nativos de la península Ibérica, quienes se llamaban blancos puros; los criollos o hijos de los peninsulares, nacidos en América, a quienes no se les permitía ocupar grandes cargos reservados para los peninsulares; y los de orilla o canarios, provenientes del archipiélago africano de Las Canarias.
Los primeros dos grupos eran blancos a quienes no les gustaba trabajar, pero contaban con grandes sumas de dinero producto de la explotación de los esclavos o por herencia. Mientras que los canarios, por ser tratados como gentes de segunda categoría y carecer de títulos nobiliarios, se esforzaban y a través del trabajo lograban amasar grandes sumas de dinero.
Es el caso del comerciante Don Sebastián a quien por sus servicios al Rey se le otorgó el título honorífico de Capitán de Milicias. Gracias a su padre, Francisco comenzó en 1762 sus estudios en la Universidad de Caracas y viajó, a partir de 1771, por buena parte del mundo.
También en 1171 Miranda comenzó la elaboración de su extenso archivo al que llamó Colombeia.
En noviembre de 1772 hizo su primera solicitud de ingreso al ejército de España y adquirió el título de Conde de Miranda. En esa época cambia su nombre al de Francisco, como un tributo a su entonces fallecido hermano Francisco Antonio.
De 1773 a 1780 estuvo asignado en las plazas militares de Madrid, Granada, Melilla y Cádiz, hasta que en 1780 se alistó como voluntario en la Guerra de Independencia de Estados Unidos, país al que España prestó apoyo a cambio de conseguir ampliar sus territorios en Luisiana y recuperar Florida.
A pesar de la guerra, Miranda tenía un único enemigo, que le acosó por el resto de su vida. El 11 de noviembre de 1778, recibió de parte de la Inquisición una orden de captura por delitos de tenencia de libros prohibidos y pinturas obscenas.
Sin embargo, Miranda recibió apoyo de Juan Manuel Cajigal, quien le encomendó acompañarle en el ataque a las islas Bahamas, por cuya eficiencia obtuvo el grado de Coronel y pasó a estar bajo las órdenes de Bernardo de Gálve, comandante general de las fuerzas españolas en Cuba.
No obstante, ante la inminencia de un arresto decide irse a Estados Unidos donde crea una técnica de correspondencia a través de la cual conoce a muchas personas mediante el obsequio y préstamo de libros.
Más tarde, el 10 de febrero de 1785 llega a Inglaterra, y al año siguiente, el 12 de junio de 1786, contrae matrimonio con Abigail Nabby Adams, hija del embajador John Adams, quien más tarde se convirtió en el segundo presidente de Estados Unidos.
Miranda se hacía destacar, además de por su extensa cultura, por su inquebrantable afecto por su patria y su determinación de organizar un ejército para liberarla de España. En febrero de 1787, en Kiev, vestido de Coronel español, conoce a la Zarina Catalina II (la grande), quien lo protegió y le dio el título de Coronel del Ejército Ruso.
Pese a la hospitalidad de la Zarina, el deseo de Miranda de lograr la independencia de su amada tierra es más fuerte. En 1789 viaja de nuevo a Inglaterra, donde inicia un intenso asedio a los ministros de la corona británica para convencerlos de ayudarlo en su empresa.
Para la época, la patria de Miranda no es solo Venezuela, sino Colombia, un país que se extiende desde el norte de México hasta el Cabo de Hornos (Argentina y Chile), excluyendo solo a Brasil.
El 14 de julio 1789 estalla la Revolución Francesa que derroca a la Monarquía y proclama a la República. Por tal razón, ya cansado de las diplomacias inglesas, Miranda viaja a París, en marzo de 1792, para ofrecer su espada a cambio de la ansiada ayuda a Colombia.
No obstante, no es sino hasta el 3 de agosto de 1806, con apoyo económico estadounidense y británico, que Miranda desembarca en territorio nacional, en el puerto de La Vela de Coro, a bordo del Leander, iza por primera vez la bandera tricolor y parte luego de diez días al no conseguir apoyo popular.
El 19 de abril de 1810 Venezuela inició su proceso independentista, por lo que Bolívar y Andrés Bello, en misión diplomática en Londres, persuadieron a Miranda de volver al país, y a su regreso se le confiere el grado de General del Ejército de Venezuela.
El 5 de julio de 1811, Miranda firma el Acta de Declaración de la Independencia, pero a tan solo seis días los canarios se alzan a nombre del Rey y de La Inquisición, sintiéndose el peligro real en Valencia y Caracas.
Reinaba la anarquía y el ejército español a manos de Monteverde avanzaba. Así que Miranda abandona la presidencia de Venezuela, siendo entonces cuando bajo engaño y motivado a un ambiente de conspiración, los jóvenes Simón Bolívar, Juan Paz del Castillo, José de Antepara, Tomás Montilla, Miguel Carabaño arrestan a Miranda bajo cargo de traición.
Desde el puerto de La Guaira, Miranda es llevado en junio de 1813 a Puerto Cabello, luego a la fortaleza de El Morro, en Puerto Rico y de allí a España, al calabozo de la Carraca en San Fernando.
Miranda planea escapar, pero un ataque de apoplejía frustra sus planes y muere, a los 66 años de edad, el 14 de julio de 1816.
Su nombre está grabado en el Arco del Triunfo de París. Su retrato forma parte de la Galería de los Personajes en el Palacio de Versalles. Su estatua se encuentra frente a la del general Kellerman en el Campo de Valmy, Francia.
La pintura al óleo de Miranda en La Carraca (1896), del artista venezolano Arturo Michelena, se convirtió en un ícono.
AVN

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