Esto le ofrece al capital las dos prendas que más ansía: previsibilidad y un poder político más débil. Y el mercado hizo saber su alegría, mostrando una importante alza de las acciones en la Bolsa de Valores local e incluso en las cotizaciones en Wall Street de empresas con asiento en el país, así como bajando el precio del dólar ilegal.
Si se mantiene la tendencia de los votos, el próximo gobierno enfrentará un escenario de mayor distribución del poder político, que lo obligará a negociar en el Congreso. Esto se enfatiza, dado que en el Poder Legislativo se renueva la votación de 2011, donde el kirchnerismo obtuvo el 54% de los votos válidos, lo cual le dio la mayoría que aprovechó hasta ahora. Como hemos dicho antes, en el Congreso, las fracciones del capital tienen mejor representatividad, y toda negociación allí favorece los acuerdos básicos del capital, morigerando cualquier privilegio que obtengan las fracciones que logran hacerse del Ejecutivo.
En tal sentido, saber que el próximo presidente sale de esa terna también ofrece seguridades al capital, con diferentes sesgos, como ya explicamos. En ese sentido, Mauricio Macri es el candidato esperado del capital agropecuario, acorde a su impronta liberal: sus declamaciones sobre quitar de un día al otro los controles de cambios, arreglar con los buitres, o eliminar las retenciones son una melodía a los oídos de Sociedad Rural. Daniel Scioli, en cambio, se apoya sobre sectores del capital industrial y la construcción, prometiendo la continuidad del modelo actual: la “segunda fase de reindustrialización”, la promesa de Techo y Trabajo, son expresiones del actual pacto social. Por su parte, Sergio Massa intentó una extraña combinación de discurso de tercera posición, sin lograr convencer del todo a ninguna fracción (como le pasara a Alberto Rodríguez Saá en su breve interinato), aunque enfatizando sus sesgos conservadores. Los tres provienen de la clase que buscan representar, aunque Macri y Scioli se encaraman en lo más alto de ella: para el capital, cualquiera de ambos “es uno de los nuestros”.
Moderando el discurso, conquistando al Capital
En las últimas semanas Macri mostró un giro discursivo, moderando sus posturas, prometiendo conservar las políticas más progresistas (emulando la estrategia política de Capriles en Venezuela, cuando en 2013 arañó la mitad del electorado). Sus ambigüedades con respecto a YPF o Aerolíneas, por ejemplo, no le ganan cariños en su base dura empresarial, aunque puedan engañar a más de un desinformado. El “festejo” post-PASO del mercado no estuvo ligado a ilusiones sobre sus chances, sino en que distribuyera el voto y condicionara al primero.
En tal sentido, Scioli hace también un tiempo que busca conquistar al electorado del capital. El voto de las organizaciones kirchneristas populares y/o progresistas lo ganó con Carlos Zanini de vice, o sus recientes anuncios de Ministerios de Derechos Humanos y de Economía Popular. El discurso ahora se orienta al capital y a los sectores medios que adoptan sus problemas y soluciones. Scioli se ha cansado de repetir que va a dar continuidad al modelo actual, pero también dio otras precisiones. “Vamos a salir al mundo a buscar inversiones”, dijo, en referencia al área energética en especial. Respecto de los holdouts, señaló: “Soy un dialogador empedernido y una persona que busca en el tiempo encontrar las soluciones en todos los problemas”. No casualmente, las acciones que más aumentaron su valor post-PASO fueron las energéticas, las petroleras y la banca. Prevén un ajuste a su favor: aumentos de tarifas, vuelta a los mercados de crédito, liberalización del mercado.
Por otro lado, Scioli, y sus economistas de referencia, Mario Blejer y Miguel Bein, han explicado que el principal problema de la Argentina es la falta de dólares y la pérdida de competitividad. Para resolverlo, hablan de poner fin a los controles de capital y reducir retenciones, pero avisan que hay que hacerlo gradualmente. Por esta vía, aseguró que todos los sectores van a tener garantías a su rentabilidad: “No voy a esperar que vengan las inversiones, las voy a buscar. Nadie se va a quedar sin sembrar, nadie se va a quedar sin producir, nadie se va a quedar sin fabricar por falta de rentabilidad”. El plan Scioli es volver al primer duhaldokirchnerismo: altas ganancias que aseguren inversiones, que permitan contener la fuerza de trabajo mediante empleo y, por esta vía, contener la inflación. Música para el poder empresarial.
Mientras tanto, la perspectiva de arreglo entre Grecia y la Troika, así como el fallo de la corte de apelaciones contra los embates del juez Griesa, mejoraron el humor de los mercados financieros e impulsaron al capital a aprovechar el río revuelto para ir por ganancias. No obstante, la devaluación del yuan puso temprano fin a esta perspectiva y alteró las bolsas de valores del mundo el resto de la semana.
En ese sentido, Darío Epstein, operador de Bolsa en Nueva York, dijo: “Los precios de los activos financieros están castigados por demás. Notamos que hay fondos internacionales interesados en entrar al país, ya que avizoran una ganancia por corrección del mercado”. Y agregó que “la sensación es que tanto Scioli como Macri o Massa van a implementar políticas promercado. Probablemente sus tiempos sean distintos, pero los tres tendrán una postura más amistosa hacia los inversores, en comparación con la de Cristina Kirchner”. En sintonía, desde la dirección del Mercado de Valores local, Nicolás Scioli afirmó que “nadie podría estar comprando acciones o títulos si creyera que con Daniel Scioli la economía del país va a empeorar. Todo lo contrario: la respuesta positiva del mercado es la respuesta de la gente que ve un hombre previsible, coherente, de diálogo, con un perfil propio de unir y construir puentes, siempre con respeto, con humildad”.
El capital, como lo ha venido haciendo, sigue aclarando sus gustos: gane quien gane de la tríada, sea con gradualismo o con shock, sabe que el programa de políticas es el suyo.
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