La sociedad venezolana se mueve como una especie de zombi a la sombra de una triple determinación, la crisis estructural del capital (Mészáros), el colapso del capitalismo rentístico (Baptista), y una aguda crisis de hegemonía, cementado todo ello por la incapacidad de un gobierno que habiendo perdido la brújula, luego de la ausencia definitiva del Comandante Chávez, el 5 de marzo de 2013, no ha podido enderezar los entuertos en que el mismo se ha conducido, hasta llegar al punto de la humillante derrota electoral del 6 de diciembre de 2015, aún no reconocida por el autismo con la que la ha asumido, donde la oposición fascista venezolana logró conquistar una mayoría que ahora procede, y da pié para acelerar los procesos de descomposición de la sociedad venezolana sometida a una paralización incuestionable, que termina por no saber, el gobierno qué hacer, al tratar de administrar una economía en crisis, sin terminar de asumirla como tal, dejando atrás las lecciones aprendidas por el gobierno de Chávez, cuando tuvo que hacerlo en condiciones aún más difíciles que las actuales a principios del año 2009.
Mirarse en el espejo de lo que viene ocurriendo en América Latina y el Caribe, es una condición absolutamente necesaria, particularmente ante la agresiva conducta del gobierno de USA, y la arremetida de las burguesías locales junto con la pasividad de las fuerzas progresistas que han venido perdiendo terreno de manera paulatina por la ausencia de un liderazgo político colectivo desde la base que supla las figuras que ocuparon el escenario político junto con el Comandante Chávez a principios de este siglo, que han producido un efecto de anomia, que debe ser combatido de manera urgente, si no se quiere que las fuerzas más reaccionarias ligadas a la ofensiva externa sigan avanzando por vías electorales, manipuladas como lo que acaba de ocurrir en Brasil, con la salida inconstitucional, de la Presidenta en funciones, Dilma Rousseff, ante un Parlamento lleno de incoherencias y falsas promesas. Nos encontramos de lleno ante una ofensiva doble, la externa poderosa y de neto corte neoliberal en la aplicación de las políticas que tanto llevaron adelante los gobiernos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, en los ochenta y en los noventa del siglo pasado.
Hoy estos nuevos representantes de la derecha ortodoxa y antinacional se lavan la cara con sus discursos de la democracia occidental, ocultando la defensa más obstinada de los sectores más recalcitrantes de la derecha internacional con los cuales tienen relaciones de poder, tal de mantener sus privilegios y el sistema capitalista explotador y alienante, ocultando de la manera que pueden a través del dominio mediático, ya de hecho oligolizado y universal, la profunda crisis que azota al metabolismo de la lógica del capital como ha sido evidenciado con claridad en los planteamientos de István Mészáros. De ello trata la crisis estructural que afecta no solamente a América Latina y el Caribe, sino igualmente al llamado mundo capitalista desarrollado, donde el caso de Europa no puede ser menos que patético, con la reaparición del fantasma del nazi-fascismo en sus diferentes modalidades, como igualmente en el resto del mundo para no mencionar la triste experiencia en USA de unas candidaturas que solo reflejan a las élites o lo que el propio Carter bautizo de manera tan dramática.
Asumir de nuevo la crisis no a la manera de ¨meter la cabeza bajo la tierra como la táctica del avestruz¨, sino hablándole y comunicándose de manera clara con el pueblo venezolano, y sin tener que decirlo de otra manera, transcribimos a continuación lo que fue un planteamiento hace ya siete años ante el Comandante Chávez, que nos permitimos traer en su debida extensión, como ya se le hicieron a él, en aquel dramático momento,
…¨…Significaba entender la naturaleza de la misma (crisis), su profundidad, su posible duración (aún en curso) y las alternativas de solución para salir de la crisis; Plantearle al país de manera abierta y sincera el significado de la crisis para el país, anunciar un conjunto de medidas; Se trataba de una crisis estructural del capital (István Mészáros), que para el caso venezolano significaba el colapso de la economía rentística (Asdrúbal Baptista); Se requería ubicar la transición venezolana como un proceso de mediano plazo en busca de la construcción de un Proyecto Socialista; Pasar de un modelo rentista capitalista a otro modelo productivo socialista; Establecer alianzas estratégicas a nivel internacional, particularmente en el ámbito Latinoamericano y Caribeño; Consolidar lo que ya se había avanzado en el proceso bolivariano en esta década; Combatir los problemas difusos y endiablados ya planteados: la corrupción, la inseguridad, el burocratismo, la inflación; Establecer Alianzas Estratégicas con los factores revolucionarios venezolanos; Aislar los factores fascistas que actuaban al interior del país; Derrotar la derecha endógena; Estar preparado para la peor alternativa desde allí, del 2009 en adelante…¨…
Dice el refrán que quién no oye consejos no llega a viejo, y si se tratara de un problema personal cada quién que asuma su responsabilidad, pero no es eso de lo que hablamos se trata de los peligros y desafíos del pueblo venezolano, que se encuentra ante un gobierno que muestra sus deficiencias auditivas, ante lo cual el propio Marx frustrado ante lo que consideraba los desatinos del Programa de Gotha no le quedó más que expresar aquel dictum aún grabado en nuestra mente: Dixi et salvavi animan meam. (He dicho y salvado mi alma).
Esperamos no tener que repetir tan duro planteamiento ante el futuro inmediato del proceso bolivariano, por ello y nada más es absolutamente imprescindible asumir de nuevo la crisis… Al terminar este escrito, por más dramático que pueda parecer nos viene a la memoria el cuadro de Picasso relativo a la tragedia de Guernica con sus desgarradoras figuras… Saquemos por tanto, las debidas lecciones de la historia para no volver a cometer, al menos, los mismos errores…
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