RAFAEL GARRIDO ÁLVAREZ
Por iniciativa de la Asamblea General de las Naciones Unidas, cada 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Con la creación de esta efemérides, Naciones Unidas pone de manifiesto su preocupación por la problemática de la violencia contra la mujer que “constituye una manifestación de unas relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a que el hombre domine a la mujer y discrimine contra ella”.
El maltrato contra mujeres ha sido una realidad histórica que, sólo en los años recientes, se ha ido revirtiendo, pero aun así afecta a las mujeres, y entre ellas en mayor medida, a quienes están en situación de vulnerabilidad como indígenas, refugiadas, migrantes, con discapacidad, en situación de pobreza, otras. Lamentablemente la discriminación muchas veces lleva implícita la violencia, que es ejercida de distintas maneras y en diversos espacios, como en puestos de trabajo, instituciones y, en muchísimos casos, a lo interno del núcleo familiar. Una de las expresiones de violencia contra la mujer, que se presenta con mayor frecuencia, es la ejercida por sus parejas, que en muchos casos reproducen patrones de violencia basados en el machismo.
Este tipo de violencia es definida como violencia doméstica por la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, instrumento legal que prevé 19 tipos de violencia con sus respectivas sanciones. El uso de la fuerza física o violencia psicológica, intimidación, persecución o amenaza contra la mujer por parte del cónyuge, el concubino, excónyuge, exconcubino, persona con quien mantiene relación de afectividad e incluso parientes, entran dentro de la categoría de violencia doméstica.
El Estado venezolano ha tomado distintas medidas para hacer frente a la problemática de violencia contra la mujer, promulgando la ley citada anteriormente, creando el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Equidad de Género, estableciendo fiscalías especializadas en el tema, entre otras. Sin embargo, aún falta mucho camino por andar para erradicar la violencia contra la mujer, y esto no es solo responsabilidad del Estado, pues aunque es fundamental e indispensable su accionar, es importante también la participación de la sociedad civil que debe hacerse consciente de esta grave problemática y sumarse a los esfuerzos para actuar en defensa de las mujeres que han sido víctimas de violencia. Los excesos en el trato contra la mujer es un problema de todas y todos; por ello, la celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer debe ser un recordatorio de una lucha que debemos dar todo el año, en defensa de la dignidad, libertad e igualdad de las mujeres que merecen una vida libre de violencia.
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