El especialista considera que se debe rescatar la política con pe mayúscula para resolver lo problemas y que se le deben brindar espacios a los sectores democráticos
Analista político Alfredo Oliva
El analista político Alfredo Oliva advierte que con el desarrollo de un plan para intentar derrocar al Gobierno “el imperialismo está jugando su última carta en Venezuela y podemos esperar cualquier cosa”. La manifestaciones violentas que ha incendiado numerosos puntos del mapa nacional prenden las alarmas sobre las amenazas del fascismo como recurso para llegar al poder en medio de un escenario de confrontación entre venezolanas y venezolanos.
Ante este delicado panorama social, el intelectual fue precavido sobre sobre otros opinadores que en medios internacionales y las redes sociales de internet han señalado que Venezuela está al borde una guerra civil.
Rememoró que el comandante Hugo Chávez hizo referencia en varias oportunidades al pensador Antonio Gramsci, quien definió que el fascismo surge en el momento en que una sociedad se niega a morir mientras otra sociedad está naciendo y niega a la que muere. Por eso la sociedad capitalista emplea su último recurso, el fascismo.
“Los teóricos del fascismo plantean que surge cuando la circunstancia de un país pone en peligro el sistema, su subsistencia y en este caso el imperialismo ha determinado que está en juego en Venezuela la extinción del capitalismo como estructura social”, reflexionó Oliva.
El también articulista, reconoció además que Venezuela escogió el camino más difícil que hay para una Revolución: el camino pacífico para la revolución socio económica y cultural, un aspecto que no se puede perder de vista ante la arremetida violenta de la derecha desde el pasado 12 de febrero: “La operación salida del 12-F no es más que el preludio de lo que puede pasar en Venezuela, fue milimétricamente planificada y tenía como objetivo intoxicar mundialmente a la opinión pública”.
“¿Qué busca entonces el imperialismo en Venezuela mediante la acción del fascismo? una confrontación entre venezolanas y venezolanos ¿Estamos al borde de eso? No me atrevería a decirlo, pero el imperialismo está trabajando para ello, para la confrontación”, planteó.
ORÍGENES
Alfredo Oliva recuerda que desde sus orígenes el fascismo, que nació en Italia, es anticomunista, antimarxista y antisocialista.
“Por eso cuando la ultraderecha insiste en trasladar la terminología, el concepto, el paradigma del fascismo a la izquierda es un ardid para confundir a la población, porque el fascismo en sus orígenes es anticomunista y antisocialista”, recalcó.
Además del rechazo al comunismo y el socialismo, el fascismo niega que la evolución de la historia este dada en la lucha de clases. “Ellos (los fascistas) asumen la teoría del más fuerte, la teoría de la supervivencia, del más apto, para justificar la riqueza y la pobreza. En consecuencia, la pobreza no es producto de la estructura socio económica de un país sino de la incapacidad de los individuos para hacerse, para crecer, desarrollarse y superarse”, explicó.
Otra característica de esta ideología de ultraderecha, es el desprecio hacia los débiles y hacia la pobreza, pese a que se utiliza a este sector de la población “como un aliado puntual en algunas condiciones”. Adicionalmente, el fascismo no cree en los derechos individuales ni humanos. “Y el recurso para la solución de los problemas y las diferencias es la violencia, para así solucionar problemas e implantarse” en el poder, aseveró Oliva.
El analista agregó que otra semejanza de la situación de Venezuela con el fascismo, es que este último sector no cree en los partidos políticos, solo “en el partido único que ellos crean”, que en este caso no es la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que a penas es “una circunstancia” histórica y política.
Alfredo Oliva observa que el fascismo en la patria de Bolívar “juega a la legalidad”, pero a su vez no respeta las leyes, que solo toma en cuenta cuando le convienen. “Cuando no, destruyen las leyes, les pasan por encima, esa ha sido una característica del fascismo históricamente”, subrayó.
“Con todas esas características Venezuela queda totalmente dibujada”, resumió.
EL DETONANTE
El especialista descartó que el fascismo despertó con las elecciones presidenciales de abril de 2013, cuando el excandidato de la derecha Herique Capriles, vencido en las urnas por el candidato del chavismo, Nicolás Maduro, llamó a descargar “la arrechera” y dejó al menos 11 personas fallecidas, heridos e instalaciones públicas afectadas. “Eso fue por impotencia, por ver enterrada una estrategia sobre un candidato”, completó.
Para Oliva, el detonante de las más recientes acciones del imperialismo hay que buscarlo en los resultados de las elecciones de diciembre de 2013, cuando quedó claro que el chavismo, sin Hugo Chávez, se mantuvo como la principal fuerza política del país.
Los lamentables hechos de abril de 2013, fueron el resultado de una “explosión que se dio no como parte de un plan y que vino de un solo sector, unilateralmente. Fue fascismo pero distinto a lo de ahora, que es el resultado de un trabajo sobre toda la población que toca lo más sagrado que pueden tener las familias: la alimentación, la salud cuando se le desaparecen productos, insumos de primera necesidad para la salud, de la higiene, del cuidado de los niños, de los recién nacidos, han tocado los instintos de supervivencia del ser humano”.
Aunado a la guerra económica denunciada por el presidente Nicolás Maduro, caracterizada por la desaparición de productos de la cesta básica de forma acentuada en el último trimestre del año pasado, se sumaron en esta nueva etapa las acciones violentas. “Esto forma parte de un plan que busca por todos los medios posibles, desde la utilización de la fuerza física, desde la intoxicación mediática, desde la guerra de los medios comunicación una confrontación” social, recalcó Oliva.
Mientras la Revolución llegó al poder por la vía pacífica y se ha afincado en una cultura democrática, que se mide en las urnas electorales en un escenario de polarización, en su extremo contrario generó una cultura de ultraderecha, que tiene como antecedente más cercano en Chile, con el dictador Augusto Pinochet y con ideas que llegaron a Venezuela hace unas tres décadas.
“La explosión social de finales de los ochenta, conocida como el Caracazo, fue el punto de partida para que entonces la oligarquía parasitaria, la plutocracia, los ricos queriendo gobernar se plantearon definitivamente destruir a los partidos políticos”, rememoró.
Oliva señaló que los medios fueron los que terminaron de destruir a los partidos y la política tradicional, deslegitimada por sus administraciones erradas, políticas alejadas de los intereses sociales, la creciente corrupción y el desprecio a la justicia. Por el fracaso de la Cuarta República, argumentó, los dueños de los medios privados dejaron de ser instrumentos de los partidos y se aventuraron a asumir el control del Gobierno y del Estado.
“Cuando la oligarquía se plantea gobernar le da cabida a gente como Julio Borges en televisión, que ya venía con esas ideas. Hay una juventud, hija de papá y mamá, que la vienen preparando para gobernar”, ilustró el analista.
Oliva puso como ejemplo que en 2001 George Bush (padre), expresidente de Estados Unidos y de la Central de Inteligencia en Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés), vino a Venezuela a pescar pabón acompañado de Gustavo Cisneros y Leopoldo López, el dirigente de Voluntad Popular.
CON P
“El surgimiento del liderazgo fascista, apoyado por los medios y el imperialismo dejó en debilidad la política con pe mayúscula. El fascismo secuestró y eliminó la posibilidad de la política con pe mayúscula en Venezuela, aquí hace años que los partidos tradicionales dejaron de tener incidencia en las relaciones con el Gobierno. El interlocutor ha sido la violencia por medio de estos actos fascistas”, alarmó.
¿Qué hacer? Alfredo Oliva responde que no todo está perdido y que es el momento de crear uno o muchos frentes antifascistas con patriotas y demócratas, así como recuperar la política con pe mayúscula, con políticas, con ideas, con proyectos.
Sostiene que algunos sectores de la oposición deben dejar el miedo, quitarse la camisa de fuerza del imperialismo, para ayudar a construir Venezuela. Igualmente, los sectores religiosos deben pronunciarse y ayudar a combatir el fascismo.
“Hay que darle cabida, vocerías, espacios a los sectores demócratas de Venezuela”, puntualizó.
TIEMPO ATRÁS
El origen del fascismo se remonta a la Primera Guerra Mundial, y más específicamente, a los tiempos de Benito Mussolini, contó el analista político Alfredo Oliva.
“La Italia triunfante se vio en debilidad con respecto a los aliados y a la repartición del botín en una Italia dividida, débil en lo programático y sin ánimo de gloria. Mussolini en esas condiciones vio en el comunismo triunfante de la Rusia de 1917, de Lenin y los bolcheviques, a su gran enemigo, porque buscaba la unidad del país y hay dos aspectos que negaban esa unidad, de acuerdo a su lógica: el internacionalismo y la lucha de clases”, explicó.
Mussolini se planteó entonces, continuó Oliva, la unidad de la nación sobre cualquier ideología y así nació el fascismo, que contagió casi simultáneamente el partido nacional socialista, de Adolfo Hitler y posteriormente, la España de Francisco Franco.
UNA OPERACIÓN MUNDIAL
El analista político Alfredo Oliva denunció que la operación salida ejecutada por la derecha el pasado 12 de febrero para intentar dar un golpe de Estado en Venezuela marcó un hecho sin precedentes y que intoxicó con informaciones falsas la opinión pública a escala mundial.
“Jamás en Venezuela se había dado una operación que en minutos tuviera a todos los medios de comunicación a escala mundial y las plataformas de redes sociales con tantas imágenes trucadas simultáneamente regadas”, expresó.
Oliva señaló que esos mensajes claramente señalaban al presidente Nicolás Maduro como un dictador, represor y asesino. “Ese fue el virus que se regó por el mundo y fue una acción que logró su objetivo”, advirtió.
Texto/Várvara Rangel Hill
Foto/Avelino Rodrigues y Cortesía