SIBCI / SPCS (San Cristóbal, Venezuela – Domingo 23.02.2014 / Prensa WRCDP) – La manipulación de imágenes, descontextualización de hechos -de violencia principalmente- han sido y al parecer seguirán siendo la tónica de este ingrediente mediático del llamado “golpe suave” que ya a cada hora que pasa de “suave” le queda muy poco y cada vez más violento y anárquico, repudiado – según las más recientes encuestas presentadas este sábado- por más del 80% de la población.
Av. Carabobo, San Criistóbal.
Sin liderazgo claro la protesta transita entre los “autoconvocados” y los llamados a manifestar “en paz, en la calle y por la salida”, que hacen dirigentes que incluso ya se encuentran a la orden de la justicia, luego que se librara orden de captura por los muertos y heridos del pasado 12 de febrero en el marco del día de la juventud.
Así las cosas no pocos son contestes en señalar al Táchira como epicentro de esta nueva intentona golpista, reposando incluso en la resurrección de banderas independentistas, como las levantadas por el alcalde del municipio Torbes, Alberto Maldonado, según lo denuncian militantes de base en contacto telefónico con la vigilia comunicacional que se extendió hasta cerca la media noche de este sábado 22.
Desde la visión estudiantil del conflicto se insiste en denunciar el prácticamente nulo componente estudiantil de las motivaciones que llevan a la consolidación de estas propuestas que rápidamente han derivado en tomas de calles y avenidas de forma permanente, con violaciones generalizada de derechos humanos elementales como a la educación, el trabajo, la salud y el libre tránsito, comenzando por el principal de todos como es el derecho a la libertad que esgrimen en sus protestas y que es el primero que se le quita a toda una comunidad que ha tenido que encerrarse en sus domicilios por carecer de transporte público, y, en caso de poseer carro, la imposibilidad de transitar por las barricadas dispuestas por calles y avenidas de la ciudad.
Qué buscan las protestas
Como decimos, de protestas inicialmente vinculadas al sector estudiantil, hoy, lejos quedaron las universidades y otros recintos educativos de los actuales centros neurálgicos de conspiración y despliegue. Concentrados en la intersección de las Avenidas Ferrero Tamayo y Carababo, se han organizado e impulsado los ataques a la Residencia de Gobernadores, ubicada a pocas cuadras de allí, se han promovido y articulado la instalaciones y consolidación de barricadas, entre otros desmanes catalogados como “pacíficos” inclusive por el Alcalde opositor Daniel Ceballos.
Ceballos, de profesión ingeniero, llega a Alcalde junto a otros 17 integrantes del Partido Voluntad Popular a nivel nacional, resultando electo el pasado 8 de diciembre, en el marco del proceso de consolidación democrática del “régimen dictatorial” que los factores de oposición aseguran vivir y repudiar cotidianamente a la comunidad internacional; posicionando incluso grandes letreros de S.O.S., en anchas pintas realizadas en céntricas avenidas, como el hecho de enarbolar la bandera al revés, lo cual internacionalmente significa pedido de intervención o por lo menos ayuda externa ante una situación extrema de represión interna que no permite ningún otro canal de comunicación, cosa que dista mucho de la situación venezolana.
De dónde viene y qué significa la bandera invertida
Si bien el hecho de izar la bandera al revés por parte de los opositores al “chavismo” en Venezuela ha sido algo recurrente en estos últimos 15 años de Revolución, esta acción no es originaria de Venezuela ni mucho menos, se puede citar como una acción históricamente utilizada por pueblos o naciones inmersas en conflictos bélicos, tanto para significar rendición de una plaza y que ya no le es hostil, o bien avisar de amotinamiento generalizado o actos de terrorismo que ameritan intervención por haber superado la capacidad operativa nacional y por último la inobservancia de los DDHH en el país.
Como es dado pensar, ninguno de los tres elementos forma parte de los fundamentos válidos a nivel internacional para la utilización de este recurso; una vez más se demuestra la banalización a que recurre la oposición para mal poner a su país ante la comunidad internacional.
Táchira Repúblic
Ante los hechos suscitados en la entidad andina, se desempolva la idea opositora de segregacionismo, así como antes se le achacaba al Zulia, hoy algunos alcaldes y voceros de la derecha tachirense hablan sin tapujos de la necesidad de declarar “una república independiente del Táchira” ante la imposibilidad de concretar una victoria electoral que les posicione en los cargos de definición política de la entidad, así como tampoco lograron el objetivo de derrocar a Chávez y ahora tampoco lo logran con Maduro, buscan un nuevo atajo, el separatista.
Emulando la “teoría” del Rumbo Propio impulsado en la época del gobernador zuliano Manuel Rosales (prófugo de la justicia venezolana, asilado en Perú) hoy factores tachirenses opositores al Bolivarianismo comienzan a desempolvar esta iniciativa pensándola en una nueva coyuntura y una nueva batalla de fuerzas dispares entre la ultraderecha catapultada desde Voluntad Popular y sus alcaldías en San Cristóbal (capital del estado Táchira), los municipios del área metropolitana como Junín, Torbes, Guásimos o Cárdenas, así como estratégicos territorios de frontera como Ureña y San Antonio, también en manos de la oposición; éstos últimos municipios con frontera directa con Colombia, de donde se ha venido denunciando por parte del gobierno, estarían ingresando los más jugosos fondos económicos para sostener a desestabilizadores grupos de paramilitares relacionados con el “uribismo”, importando técnicas de violencia extrema que desplazan cualquier posibilidad de diálogo del horizonte cercano.
Diálogo de sordos miopes.
La oposición al presidente Maduro se ha caracterizado por demandar diálogo, paz y libertad, pero se ha lanzado a una arremetida estruendosa que no permite escuchar ni sus propios pensamientos. Acción que coarta toda posibilidad de paz cuando vuelve añicos una convivencia ciudadana que intenta reponerse de una guerra económica de largo aliento, a un contrabando de extracción inclemente y la utilización inescrupulosa de remesas fraudulentas para legitimación de capitales así como para consolidar una devaluación de la moneda al servir como plataforma para el blanqueo de divisas provenientes del narcotráfico u otros negocios “non santos” que proliferan en la frontera colombo-venezolana.
Ante el llamado al diálogo, la paz y la sumatoria a un plan nacional de desarrollo formulado hasta el cansancio por el Presidente Maduro, la oposición ha respondido con cuestionamientos a su legitimidad electoral, su supuesta filiación colombiana y por último, a una estrategia de frontal confrontación, desde el llamado a “calentar las calles” con la única propuesta tan concreta como inconstitucional de: “la salida”. Eufemismo que llama a la desobediencia civil y en suma a un golpe de estado cuyo epicentro se posiciona en un levantamiento estudiantil inmediatamente posterior a la visita al Táchira de uno de sus mentores, Leopoldo López, quien convocara a una de sus “asambleas populares” en la Universidad de los Andes no mucho tiempo atrás. Luego de eso, todo se ha vuelto incertidumbre, violencia, confrontación por la confrontación misma y el incursionar en un atajo, que el propio gobernador de Miranda, ex candidato presidencial Capriles Radonski manifestara como una acción no válida y que sólo traería nuevas frustraciones al sector opositor.
Hoy, tenemos una San Cristóbal con su transporte paralizado, sus comercios en un alto porcentaje cerrados, con clases suspendidas por las fuerzas de los hechos de inmovilidad, barricadas transformadas en las últimas horas en verdaderas murallas metálicas y una verborragia xenófoba de intolerancia tal que ha generado un verdadero apartheid donde las calles han sido tomadas por los llamados “guarimberos” (denominación que se le da a quienes protestan de manera violenta y con un carácter irracional que inhibe cualquier posibilidad de diálogo) y los “chavistas” que en su gran mayoría se han visto obligados a replegarse en sus hogares o en sus quehaceres particulares, minimizando su visibilidad política, producto de la disparidad numérica que resultara de las elecciones municipales de diciembre donde la derecha triunfara con cerca del 70% de los votos, (Más precisamente 82.794 votos, para un 67,67% de votos válidos emitidos, frente a 35.991 votos logrados por el candidato bolivariano, totalizando un porcentaje de 29,42); transformando al municipio capitalino, en un caldo de cultivo para la intolerancia y la práctica del segregacionismo político. Este panorama, muy por el contrario a la consigna de López y sus aliados, no parece poner a la vista “la salida” ni para un lado ni para otro, una vez que el gobierno nacional estableciera días atrás un Estado Mayor Especial, encabezado por el mismísimo ministro de Interior, Justicia y Paz; quien viene diseñando y aplicando, conjuntamente con las autoridades estadales, un plan de recuperación gradual del orden en la entidad. Plan que es repelido en diversas zonas de la ciudad con piedras y otros objetos, producto de la contaminación mediática y la estigmatización de la propuesta bolivariana de país. Ahora bien, si partimos de la consideración de las encuestas presentadas en las últimas horas que hablan de un 82% de desaprobación de las acciones violentas que se viven hoy en San Cristóbal y a este porcentaje le restamos el cerca del 30% de los votos bolivarianos obtenidos en diciembre, nos resulta que un 52% del 67% que votó por Ceballos no está incurso en esta direccionalidad de confrontación explícita y violenta , lo que determinaría que solamente un 15% de los que votaron por Ceballos hace poco más de dos meses le acompañan hoy en esta intentona de demostración de fuerza que busca o derrocar al presidente o avanzar hacia un plan separatista en la entidad.
Víctor M Rodríguez - Comunicador Popular / Coordinador del Colectivo Comunicacional Corresponsales del Pueblo
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