Sobre este apasionante panorama regional y otros temas, Resumen Latinoamericano dialogó con el Embajador.
¿Cómo caracteriza la ofensiva estadounidense en el continente? ¿Es nueva o es parte del juego que habitualmente produce EE.UU. sobre el continente?
-Es conocido que EE.UU. nunca ha visto a la región de América Latina como una de las prioridades de su política exterior. Tiene otras en en diversas partes del mundo, en Asia, por ejemplo. Sin embargo siempre le ha preocupado tener una relación con América Latina de total dependencia, de total dominio. Ha practicado durante muchos años diferentes políticas hacia el continente y todas con un hilo conductor: mantener el dominio absoluto de la región.
Hoy de todos es conocida la política agresiva contra el gobierno de Venezuela y el gobierno de Nicolás Maduro, a partir de la disposición ejecutiva del gobierno de Obama señalando a Venezuela como un peligro para la seguridad nacional de EE.UU. Me parece un despropósito: Venezuela, como todos sabemos, no puede afectar jamás la seguridad nacional de EE.UU., como tampoco lo puede hacer Cuba, a la que también han acusado de lo mismo en múltiples ocasiones.
De manera que estamos ante un nuevo capítulo de presencia de EE.UU. en la región tratando de subvertir el orden constitucional de algunos gobiernos, en este caso de Venezuela. Lo hicieron también en su momento con la complicidad de las oligarquías en Bolivia, en Ecuador, en Brasil. De manera que es una política permanente. Ha cambiado en algunos momentos su táctica, su manera de asumir ese reto, pero no su objetivo de tener siempre a América Latina bajo la hegemonía norteamericana.
-¿Frente a ello, el continente ha ido generando anticuerpos?
-Es real que América Latina en su conjunto, los pueblos latinoamericanos, debemos estar alerta ante esta nueva campaña contra Venezuela. Afortunadamente hemos unido nuestra voz, no solo en América Latina sino en muchas partes del mundo, para defender el proyecto bolivariano, chavista, que ya tiene varios años de atención a programas sociales de la población en defensa de los más desposeídos. Por eso Cuba ha reiterado su apoyo incondicional a la revolución bolivariana y al gobierno de Maduro.
-En ese mismo marco, ¿cómo se pueden analizar estos acercamiento que se están avisorando entre el gobierno de EE.UU. y Cuba? ¿Qué alcance puede tener esta llamada flexibilización de las relaciones y qué peligros también pueden tener para la sociedad cubana?
-Efectivamente hay un anuncio de restablecimiento de relaciones diplomáticas. Se han realizado dos reuniones, una en Washington y otra en La Habana, para ir avanzando en puntos que están pendientes para la apertura de las embajadas, tanto en EE.UU. como en Cuba. Nosotros creemos oportuno establecer una especificación entre el restablecimiento de relaciones diplomáticas y la normalización de las relaciones diplomáticas con EE.UU.
El restablecimiento de las relaciones se puede dar de un momento a otro, se está negociando, lo han dicho el gobierno cubano y el norteamericano, son conversaciones profesionales muy serias y se avanza en esa parte.
Sin embargo, la normalización plena entre Cuba y EE.UU. necesariamente tiene que pasar por la solución de un grupo de situaciones que tenemos ambos países y que Cuba durante muchos años ha reclamado. Primero, el levantamiento del injusto bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba durante más de 50 años. El segundo aspecto que debe ser superado es la salida de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. Y el tercer elemento que a nosotros nos parece de mucha importancia también es la devolución de la base naval de Guantánamo, un territorio ocupado hace muchos años por EE.UU. y que forma parte de nuestro país.
Nosotros no podemos hablar de una normalización plena de las relaciones, de los vínculos, con Estados Unidos hasta que estos tres aspectos no se solucionen. Consideremos que es un paso importante el comenzar a conversar acerca del restablecimiento de las relaciones diplomáticas pero la normalización va a ser un proceso largo, complejo. Fueron más de 50 años de enfrentamiento, son gobiernos, políticas y concepciones diferentes, tanto en los temas más domésticos como en política exterior, nos separan aspectos medulares en temas de política exterior en los que no coincidimos. Tenemos también diferencias muy grandes en temas como derechos humanos, democracia, partidos políticos, participación ciudadana, sobre los cuales debemos conversar. Sabemos que será un camino largo no exento de dificultades y complejidades.
Cuba ha insistido siempre en que la negociación debe basarse en el respeto mutuo, en un no condicionamiento, en respeto a la integridad nacional y la soberanía de los estados y la no injerencia en los asuntos internos.
-Hablemos del regreso de los 5 héroes cubanos, lo que indiscutiblemente ha sido una victoria para Cuba
-Lo que comenzó siendo un reclamo del pueblo cubano se convirtió en un reclamo mundial. Muchas voces nos acompañaron en este propósito del regreso de los Cinco, compañeros presos injustamente en cárceles norteamericanas, en procesos amañados, sin presentar pruebas convincentes para esas altas codenas a las que fueron sometidos. Realmente se desarrolló todo un ambiente de solidaridad a nivel mundial en el que muchas personas de bien se sumaron a esto que parecía un imposible. Sin embargo, con el paso del tiempo y en la medida en que fuimos ganando más partidarios de esa lucha nos convencíamos más de que era posible traer a los Cinco antiterroristas a Cuba.
El compañero Fidel, iniciador de esta lucha gigante, decía en algún momento que volverían a la Patria. Fidel estaba convencido de que la batalla era justa, que el apoyo era mundial y que en algún momento podrían volver a compartir con sus familias y con su pueblo, de donde salieron en algún momento a combatir contra el terrorism. Eso es lo que hacían precisamente: salvar vidas humanas, evitar acciones terroristas contra Cuba y que se produjeran también en Estados Unidos.
De manera que nosotros siempre estuvimos convencidos de que era una batalla difícil y larga pero no perdimos el optimismo porque nos acompañaban la razón y la verdad.
-Hay un tema que también me parece importante, sobre todo para el tipo de público al que nosotros llegamos en América Latina, que es lo que está ocurriendo en Cuba con los cambios a nivel económico y que se están efectivizando en la sociedad cubana.
Los enemigos de Cuba apuntalan un discurso de que puede haber retrocesos en lo que hace a lo esencial de la Revolución Cubana, al tema de la construcción del socialismo. ¿Cómo cree que está recibiendo la sociedad cubana estos cambios?
-Estamos enfrascados en la actualización de nuestro modelo económico. Desde hace ya algunos años se discutió con toda la población, en los sindicatos, en los centros de estudio, la necesidad de actualizar el sistema económico. O sea, poner al día nuestro socialismo sin perder las esencias, pero actualizarlo todo lo más que podamos a las condiciones de la economía cubana y a las de la economía internacional. Tras una discusión intensa en toda la población, los lineamientos económicos fueron aprobados y nos encontramos hoy en su implementación.
-¿Qué papel seguirá jugando el Estado frente a estos cambios?
-Estamos frente a un proceso de implementar un grupo de medidas que nos permitan seguir construyendo un socialismo próspero y sustentable. La esencia va a seguir siendo el Estado como regulador de toda la política económica del país, va a conservar el control de los principales sectores económicos del país. Pero, por ejemplo, conjuntamente con la propiedad estatal, comienza a apreciarse en la sociedad cubana un sector que llamamos “trabajadores por cuenta propia”, el sector privado, que está ya en alrededor de medio millón de afiliados, sobre todo en el sector de los servicios.
Por otro lado, se sigue entregando tierra ociosa a los que quieran laborar la tierra con facilidades para trabajarla, con potencialidades para hacerla producir. Además, estamos simplificando y haciendo más eficiente los aparatos de los Ministerios. Se ha hecho un análisis de las personas que deben permanecer en estas instituciones, las que realmente cumplen una función, en correspondencia con todo el trabajo que hay que desarrollar. Hoy los Ministerios tienen una labor esencialmente útil para trazar políticas.
-Y qué ocurre con las empresas?
-Las empresas también han ido ganando durante todo este tiempo un rol protagónico, funcionan con una visión empresarial fuera de los ministerios. Durante muchos años las empresas estuvieron vinculadas a los ministerios, formaron parte, hoy tienen que hacer una gestión empresarial propia, generar sus propios recursos, distribuir sus ganancias.
Todo eso significan cambios sustanciales en la manera de concebir el modelo cubano. Un modelo que necesariamente tiene que actualizarse, ser más eficiente. Debemos crecer en este año un 4% en Producto Interno Bruto, eso en un gran reto que tenemos. Para eso es necesario dinamizar importantes sectores de la economía, garantizar las inversiones en la sociedad cubana, en lo que se ha significa una necesaria afluencia de capital extranjero en Cuba. Se aprobó hace unos meses una nueva Ley de Inversiones que posibilita mejores condiciones para la inversión del capital extranjero y eso pudiera ayudar mucho al crecimiento de la economía que estamos buscando.
Es conocido también que se trabaja en la zona de desarrollo exclusiva del Mariel donde se está construyendo un puerto en aguas profundas. Que no solo se va a convertir en un importante terminal de contenedores, que ya está funcionando a un 60-70%, si no que se quiere convertir también en una plaza donde converjan ahí fábricas, empresas y que se convierta en una zona industrial y marítima que tenga un impacto importante para toda la región de Centroamérica y el Caribe.
La esencia del modelo cubano va a seguir siendo el socialismo donde el Estado va a tener un papel preponderante. Pero irremediablemente van a converger junto con la propiedad estatal otros tipos de propiedades. Queremos que esto se dé de manera armoniosa, que no se contradigan, y que funcionen con el propósito de seguir actualizando nuestro modelo económico que mucha falta les hace el desarrollo al país y al pueblo cubano.
¿En qué punto están hoy las relaciones entre Cuba y Argentina?
-Las relaciones entre ambos gobiernos y pueblos son muy buenas, tenemos coincidencias en importantes temas de la agenda internacional, trabajamos unidos en diferentes Foros Internacionales. Argentina ha apoyado durante muchos años la resolución cubana que presentamos en las Naciones Unidas sobre el bloqueo de EE.UU. contra Cuba. Nosotros hemos sostenido en los Foros Internacionales la justa causa argentina del reclamo de las Islas Malvinas y apoyamos también a Argentina en su lucha contra los fondos buitres.
También tenemos relaciones comerciales importantes. Nosotros compramos una importante cantidad de productos agrícolas en Argentina y Argentina nos compra medicina y equipos médicos.
Por otro lado, tenemos trabajando en Argentina varios entrenadores deportivos en algunos deportes como boxeo y voleibol. Dos programas con los que trabajamos con Argentina en algunas provincias, son el de alfabetización “Yo sí puedo” y “Operación Milagro” que son dos iniciativas trascendentes en las relaciones entre los dos países.
Las posibilidades son amplias. Estamos trabajando para consolidar y diversificar esa relación y seguiremos en los próximos años avanzando para el fortalecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos y pueblos. Ambos pueblos tenemos aspectos en común, defendemos posturas importantes como la de la integridad territorial y la soberanía regional. En los años venideros seguiremos trabajando para fortalecer las relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos y pueblos.
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