Caracas, 03 Sep. AVN.- Vester Lee
Flanagan, mejor conocido por su seudónimo profesional, como Bryce
Williams, siguió la lógica de los medios de comunicación cuando asesinó a
dos periodistas de Virginia con una pistola Glock en una mano y una
cámara GoPro en la otra. El uso de un arma de fuego no es nada nuevo,
pero el uso de una cámara de mano de alta calidad para grabar y dar a
conocer la carnicería a través de los medios de comunicación social, eso
sí es un hecho novedoso. Este asesinato fue un ejemplo dramático de la
prevalencia del síndrome de los medios de comunicación en: el papel que
juegan los formatos de tecnología de la información y la comunicación,
en la vida social, la conducta personal y las cuestiones sociales. La
televisión y las redes sociales han cambiado nuestras vidas, ya que el
uso generalizado de medios, se ha vuelto más personal, visual e
instantáneo.
He estudiado la evolución del síndrome de los medios de comunicación desde hace 35 años. Al igual que los de "John el jihadista" - el verdugo encapuchado de ISIS- y los pistoleros parisinos del "Charlie Hebdo", los actos de Williams fueron producidos con el formato televisivo y mediático en su mente, incluyendo la gramática, la programación, y el énfasis visual (video) que se ha institucionalizado en noticieros y gran parte de la vida pública. El impulso general es lograr ser más entretenido y compatible con los criterios de la cultura popular y las expectativas. Las audiencias se comunican a través de las directrices de medios sociales, al tiempo que participan en la realización, así como en la creación y difusión de mensajes.
Estos asesinatos reflejan la comprensión de la cobertura de otros tiroteos, el conocimiento de las expectativas del público, así como los intereses de la industria de los medios de entretenimiento y sus procedimientos. Tal como lo informó Farhood Manjoo, (New York Times, el 26 de agosto 2015), Williams estaba bien versado en la metodología "del ritual mediático del asesinato"; pues sincronizó la publicación del video digital en sus páginas de Facebook y Twitter. Él no estaba interesado tanto en los asesinatos como en el show mediático: eso sucede a menudo, pero rara vez se hace viral en las noticias nacionales. Él estaba haciendo una declaración, y la producción dependía de la lógica básica del comportamiento de los medios, ya que la comunicación de masas constituye una parte crítica del proceso.
Aunque Williams, que había trabajado antes como reportero de televisión, tenía más experiencia técnica que muchos otros agentes, él fue como tantos otros atacantes teatrales mortales. Todos hemos escuchado sobre los asesinatos y todos hemos quedado horrorizados por su ejecución, pero ahora hay que tener en cuenta el lado oscuro del síndrome de los medios de comunicación cuando las personas creen que la búsqueda de la justicia, la importancia, la popularidad y la fama se pueden lograr con una pistola y una cámara.
David L. Altheide: profesor emérito de la Universidad Estatal de Arizona. Su libro más reciente es "El filo de los medios" y el próximo se titula "El síndrome de los medios de comunicación".
Fuente: Counterpunch
Original en inglés: The Media Syndrome Between a Glock and a GoPro
He estudiado la evolución del síndrome de los medios de comunicación desde hace 35 años. Al igual que los de "John el jihadista" - el verdugo encapuchado de ISIS- y los pistoleros parisinos del "Charlie Hebdo", los actos de Williams fueron producidos con el formato televisivo y mediático en su mente, incluyendo la gramática, la programación, y el énfasis visual (video) que se ha institucionalizado en noticieros y gran parte de la vida pública. El impulso general es lograr ser más entretenido y compatible con los criterios de la cultura popular y las expectativas. Las audiencias se comunican a través de las directrices de medios sociales, al tiempo que participan en la realización, así como en la creación y difusión de mensajes.
Estos asesinatos reflejan la comprensión de la cobertura de otros tiroteos, el conocimiento de las expectativas del público, así como los intereses de la industria de los medios de entretenimiento y sus procedimientos. Tal como lo informó Farhood Manjoo, (New York Times, el 26 de agosto 2015), Williams estaba bien versado en la metodología "del ritual mediático del asesinato"; pues sincronizó la publicación del video digital en sus páginas de Facebook y Twitter. Él no estaba interesado tanto en los asesinatos como en el show mediático: eso sucede a menudo, pero rara vez se hace viral en las noticias nacionales. Él estaba haciendo una declaración, y la producción dependía de la lógica básica del comportamiento de los medios, ya que la comunicación de masas constituye una parte crítica del proceso.
Aunque Williams, que había trabajado antes como reportero de televisión, tenía más experiencia técnica que muchos otros agentes, él fue como tantos otros atacantes teatrales mortales. Todos hemos escuchado sobre los asesinatos y todos hemos quedado horrorizados por su ejecución, pero ahora hay que tener en cuenta el lado oscuro del síndrome de los medios de comunicación cuando las personas creen que la búsqueda de la justicia, la importancia, la popularidad y la fama se pueden lograr con una pistola y una cámara.
David L. Altheide: profesor emérito de la Universidad Estatal de Arizona. Su libro más reciente es "El filo de los medios" y el próximo se titula "El síndrome de los medios de comunicación".
Fuente: Counterpunch
Original en inglés: The Media Syndrome Between a Glock and a GoPro
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