Foto: lenta.ru
El interés de los científicos no es casual. El meteorito de Cheliábinsk, cuyo impacto literalmente resonó en todo el mundo, ha obligado a la comunidad científica a dedicar mayor atención al estudio de los potenciales peligros procedentes del cosmos. Al mismo tiempo, la ciencia pretende aprender sacar de los asteroides un buen provecho material. El académico ruso Alexánder Zhelezniakov, de la Academia de Cosmonáutica Tsiolkovski, nos comenta al respecto:
–Uno de los objetivos prácticos de esta investigación consiste en el estudio del peligro potencial que representan otros cuerpos celestes para nuestro planeta. El segundo, consiste en que actualmente se le está dando mucha atención a la preparación de posibles vuelos hacia los asteroides, en primera instancia, los más cercanos a la Tierra, con el objetivo de la extracción de materias primas de ellos.
Pero, ¿cómo observar un objeto tan diminuto en comparación con las dimensiones del universo? Los medios ópticos habituales no pueden ayudar a estas investigaciones. Solo los radiotelescopios son capaces de observar un asteroide a una distancia de seis millones de kilómetros de la Tierra. En esencia, se trata de una especie de radar, nos explica el jefe del Departamento de Estudios de la Luna y otros cuerpos celestes del Instituto Estatal de Astronomía Shtémberg, Vladislav Shevchénko:
−Un telescopio envía una señal de radio rumbo a un objeto específico. La señal reflejada puede ser registrada por otro radiotelescopio potente. En base a esa señal de radio se puede obtener mucha información, hasta la composición química. Y, principalmente, sus dimensiones: el período de rotación. Gracias a las leyes de la física, podemos calcular su masa, la distribución de las densidades dentro del objeto y, por supuesto, las características de su superficie.
Alexánder Zhelezniakov considera que actualmente esta información resulta igualmente interesante tanto para la ciencia como para los representantes de diversos negocios. Y estos últimos tienen intereses muy concretos respecto a estos cuerpos celestes:
−Al estudiar la superficie y estructura de los asteroides, podemos comprender de qué están compuestos. Por ejemplo, aquel que está compuesto de determinadas materias primas, ya sean ferrosas u otras, se convierte en un objetivo potencial para futuros estudios y prospección. En la actualidad, ya existen varias compañías que han expresado abiertamente su interés por crear en el futuro naves espaciales que vuelen rumbo a los asteroides para obtener materias primas y luego llevarlas a la Tierra. Conociendo la composición de un asteroide, podemos saber qué nos espera al final del vuelo y qué minerales hallaremos en él.
Mientras tanto, a la gente en general suele preocuparle más otro aspecto: ¿Existe algún riesgo de que un asteroide en un futuro pase mucho más cerca de nuestro planeta? ¿Debemos prepararnos para nuevas caídas de cuerpos celestes? Alexánder Zhelezniakov no descarta impactos de pequeños meteoritos sobre la Tierra. Sin embargo, no debemos esperar una catástrofe global, nos tranquiliza el experto. Según él, si sufrimos daños, estos serán fundamentalmente de carácter local.
sm
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